El riesgo a la salud mundial presentado por la variante ómicron del coronavirus es “muy alto” y podría acarrear “consecuencias severas”, advirtió el lunes la Organización Mundial de la Salud.
En un memorándum a sus países miembro, la OMS afirma que persisten “considerables incertidumbres” en torno a la variante detectada en el sur de África, pero añade que la probabilidad de un contagio a otras partes del planeta es alta.
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Entretanto, países en todo el mundo intentaban mantener a raya a la nueva variante ómicron con prohibiciones de viajes y otras restricciones, incluso mientras sigue sin estar claro qué significa para la pandemia.
Japón anunció que suspenderá la entrada de todos los extranjeros, pese a que los nuevos casos de la variante identificada hace días por investigadores en Sudáfrica parecían estar tan distantes como Hong Kong, Australia y Portugal. Las autoridades portuguesas investigan si algunas de las infecciones detectadas en el país podrían ser de los primeros casos reportados de la transmisión local de la variante fuera del sur de África.
Ante el flujo de nuevos casos parecía casi imposible mantener las cosas bajo control en un mundo globalizado de viajes y fronteras abiertas.
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Sin embargo, muchos intentaron hacer justo eso, incluso contra la insistencia de la Organización Mundial de la Salud, que señaló que el cierre de fronteras con frecuencia tiene un efecto limitado, pero también puede causar caos en las vidas y fuentes de subsistencia. Algunos argumentaron que dichas restricciones podrían proporcionar tiempo valioso para analizar la nueva variante. Poco se sabe de ella, incluso si es más contagiosa, si causa enfermedad más severa o si es más capaz de evadir la protección de las vacunas.
Aunque la respuesta inicial global al COVID-19 fue criticada de ser lenta y caótica, la reacción a la nueva variante fue rápida.
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“En esta ocasión, el mundo demostró su aprendizaje”, dijo la presidenta de la Comisión de la Unión Europea Ursula von der Leyen, quien elogió específicamente al presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa.
“El trabajo analítico y transparencia de Sudáfrica, y haber compartido sus resultados, fue indispensable para permitir una rápida respuesta global. Sin duda salvó muchas vidas”, agregó.
La OMS también elogió a Sudáfrica y Botsuana por rápidamente alertar al mundo de la presencia de una nueva variante, y muchos han advertido que no deben ser penalizados por su velocidad, sobre todo que es probable que nunca se sepa cuándo o dónde surgió la nueva versión.
Pero eso no detuvo a Von der Leyen para presionar al bloque de 27 naciones para que impusiera prohibiciones inmediatas a vuelos de siete países del sur de África, medidas similares a las implementadas por muchos países.