Mientras hace poco más de un año las autoridades locales minimizaban las posibilidades de que el nuevo coronavirus llegara a Puerto Rico, la epidemióloga Melissa Marzán fue de las primeras profesionales de la salud en saltar al ruedo público alertando sobre la importancia de preparar una respuesta epidemiológica.
A pocos días de que se cumpla un año de la declaración de pandemia a nivel mundial, la doctora y profesora de la Ponce Health Sciences University (PHSU) destacó que entre las lecciones aprendidas está la necesidad de que se impulse la preparación ante emergencias de salud pública y que se incluyan a las comunidades en dicho proceso.
¿Cómo ve la respuesta del país a un año del comienzo de la pandemia?
-Primeramente, un año de mucho aprendizaje. Incluso, para todo el componente de salud pública que ha tenido que manejar la respuesta a esta emergencia y además pensar en el contexto en que llegó el COVID a Puerto Rico donde básicamente nosotros hemos tenido varias emergencias de salud pública en los últimos años: el huracán María, en el que estábamos en un proceso de recuperación y también justo estábamos atravesando el proceso de los terremotos…Toda la atención iba dirigida a mitigar esa emergencia en particular y desde finales de diciembre ya a nivel internacional el tema del nuevo coronavirus se discutía.
Hubo una lección aprendida porque se minimizó el riesgo del COVID en Puerto Rico. A finales de enero ni siquiera el Departamento de Salud pensaba que eso era una opción de que llegara el nuevo coronavirus a Puerto Rico cuando sabíamos que se estaba propagando en distintos lugares donde ya comenzabas a ver una transmisión comunitaria en otros lugares no relacionados al punto de origen que fue Wuhan [China]…Y nos alejamos de ese proceso importantísimo que es la planificación.
Uno no minimiza riesgos en salud pública. Uno se prepara y se prepara para el peor escenario.
¿Cómo usted cataloga la respuesta de la administración gubernamental ante esta emergencia del COVID-19?
– El gobierno por alguna razón se cierra en muchas ocasiones a que entren otros grupos de interés como lo pueden ser el sector de la academia que trabaja con distintas áreas de investigación sobre el tema que está ocurriendo. También muy importante son las comunidades…Cada vez que nos tardamos en poder aceptar o incluir otros grupos es tiempo que perdemos. Y eso ha sido un talón de Aquiles en todas las emergencias.
Si queremos impactar las comunidades, pero ellas no son parte de la respuesta, pues es un problema porque esa es la voz y eso son los líderes que hacen que la gente pueda cambiar actitudes y promover practicas de prevención.
Usted también fue de las primeras en desarrollar un sistema de vigilancia de síntomas. En términos epidemiológicos y médicos, ¿qué entiende que falta por hacer para reducir esta pandemia?
– Lo importante que sucedió después de esa iniciativa es que nosotros llegamos a recopilar más de 47 mil encuestas así que hubo muchas personas en la comunidad que nos ayudaron a poder recopilar datos y entender lo que estaba pasando. Esos datos nos sirvieron para poder preparar una propuesta que la sometimos a los institutos de salud de Estados Unidos en una iniciativa federal para poder priorizar y acelerar los diagnósticos de COVID a través de todo Estados Unidos en poblaciones vulnerables y Puerto Rico pues, nos pudimos ganar una de esas propuestas por todos los datos que habíamos recopilado.
Ahora un año después, tenemos los recursos y los fondos para impactar las comunidades. Ahora lo estamos haciendo en comunidades en particulares y estamos yendo a hacer las pruebas en comunidades y sobre todo a crear una infraestructura con los líderes comunitarios…Hoy se llama COVID, pero si el año que viene cambia de nombre que al menos haya una infraestructura que los líderes puedan utilizar para enfrentar futuras emergencias.
¿Qué le parece el protagonismo de la mujer en la respuesta en el país hacia el COVID-19?
-Es importante resaltar que en la salud pública es un campo donde la mayoría somos mujeres. Así que se está levantando todo un nuevo grupo donde gran parte son mujeres que hacen salud pública y en ese sentido creo que qué bueno que está este espacio para poder desarrollarnos también profesionalmente.
Lo esperado es que cuando ocurren estas situaciones de emergencia haya una voz para esas comunidades y se levante bandera sobre asuntos que pueden estar sucediendo…Así que los que levantamos la voz era porque sabíamos que esto iba a pasar…También reconocer que tenemos muchas mentoras y muchos ejemplos a seguir dentro de la salud pública como una doctora Carmen Albizu, una doctora Cruz María Nazario, que han sido líderes por décadas trabajando con los distintos problemas de salud pública.
¿Cómo ve el panorama actual en cuanto a la situación de la pandemia en el país?
-La epidemia ha tenido ciclos de mejoría en las últimas semanas y no es tan solo en Puerto Rico que estamos viendo esto como un fenómeno global en términos de la pandemia y sabemos que han ido disminuyendo los casos y la mortalidad…Hay muchos países que durante los meses de noviembre y diciembre hicieron cierres y restricciones en sus países y eso tiene un impacto en la curva epidémica. Las personas pienso que, de alguna manera, nos hemos acostumbrado a salir con nuestra mascarilla y lavado de manos frecuente, mantener distancia. Y eventualmente la vacunación también debe tener un impacto sobre cómo se está comportando el virus a nivel local. Pero también preocupa otra vez el tema de la percepción de riesgos. Ya muchas personas han perdido percepción de riesgos de que el COVID está en nuestra comunidad y, en cierta medida, muchos han bajado la guardia y eso es un problema porque, aunque tenemos todas estas nuevas herramientas un año después, aún no sabemos cómo van a funcionar. Y tenemos todo el asunto de las nuevas variantes que pueden ser más contagiosas.
Vea la entrevista completa aquí:
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