Opinión

De Jenniffer Gonzalez a Alexandra Lúgaro

Lee aquí la columna del periodista y director de programación de NotiUno.

Un bochorno fue lo que ocurrió el pasado viernes en la vista legislativa a la cual se citó a Jenniffer González para deponer sobre su denuncia de que la administración de Pedro Pierluisi estaba amenazando con despedir empleados públicos que asistieran a sus actividades.

En sustancia, “lo más que parió” la vista fue que González tuvo que admitir que no tenía evidencia de lo que dijo, y que todo pareció reducirse a repetir un aparente chisme.

Se esperaba de la comisionada que fuera la persona adulta en la vista, pero fue todo lo contrario: poco seria y poco respetuosa para con el organismo que presidió en el pasado. El golpe más bajo de González fue utilizar la figura del fallecido Héctor Ferrer Ríos para atacar al hijo de quien fuera líder popular, que presidía la vista. Cuando se usa una figura fallecida para un ataque político, se hace visible de nuevo cuán baja puede ser la política partidista.

De otra parte, vimos en Héctor Ferrer Santiago un presidente de comisión que pareció no estar muy preparado para un evento trascendental en la cosa mediática, enfrentándose a un corrillo de expresidentes camerales que también lucieron muy poco serios. Sí, hay que reconocer que Ferrer fue respetuoso, aún cuando era evidente que trataban de sacarlo de sus casillas para que perdiera la compostura y luego acusarlo de irrespetuoso con una mujer. El alto liderato popular en la Cámara abandonó a Ferrer, evidenciando que, tras siete años de no lograr un poder electoral absoluto y sólido, el PPD no tiene hambre como colectividad, y que la salvación es individual.

Aunque la vista no deja de ser un proceso con intenciones políticas partidistas de ambas partes, hubo oportunidad para demostrar madurez… Pero la perdieron.

El espectáculo circense que Puerto Rico vio demuestra que el PNP y el PPD no han entendido que el pueblo está harto de esos espectáculos y payasadas. Repasemos los pasados 20 años de resultados electorales.

La primera década (2000-2010) tuvo tres eventos electorales y, en promedio, el PNP tuvo 935,000 votos íntegros. En la segunda década (2010 a 2020), la palma bajó a 608,000, una pérdida de 35 %.

Si hacemos el mismo ejercicio con el PPD, en la primera década obtuvo en promedio 879,000 votos íntegros, y para la segunda década bajó a 572,000, una pérdida, igual que el PNP, de 35 %.

Finalmente, si aplicamos lo mismo a los partidos minoritarios y emergentes de izquierda, juntos, de 67,000 votos íntegros en promedio en la primera década, aumentaron a 109,000 en la segunda década, 64 % más. Ciertamente, la carga mayor de ese aumento la trajo el partido Victoria Ciudadana con Alexandra Lúgaro como candidata a la gobernación. Creo que nadie en ese partido hubiese obtenido ni provocado los votos que ella trajo a la colectividad. Dentro de este sector independentista, el PIP, como colectividad, no tiene la misma fuerza sin la figura de Juan Dalmau. Igual le pasa a Victoria Ciudadana sin Alexandra Lúgaro. Ellos son el partido de cada uno, y paren de contar. Figuras así no existen dentro del PNP y mucho menos en el PPD.

Este sector independentista no ha ido ganando adeptos porque sean independentistas, lo han hecho porque tanto el PNP como el PPD se empeñan en ser lo mismo que el pueblo cada vez más rechaza, y porque esconden debajo de la mesa el tema de la independencia que trabajarán, de ganar las elecciones. El fin justifica los medios. Escuchar decir a un independentista que no tocará el tema del estatus y que solo viene a brindar “sana administración” sería como escuchar y creer a Gerogie Navarro decir que se entregó al Señor y que el alcohol es cosa del pasado. Es más, lo segundo es más probable.

Finalmente, esta semana trascendió en NotiUno 630 que Lúgaro podría estar aspirando a la alcaldía de San Juan por Victoria Ciudadana. No sería descabellada la idea. Hoy, creo que la figura de Miguel Romero, como candidato, está más estable que la del 2020. ¿Qué eso puede cambiar? Sí, pero el tiempo dirá. Por eso destaco que hablo de hoy. Por otro lado, veo a un Manuel Natal que ya no habla tanto de la capital como antes. En el 2020, él y Romero se presentaron solo con propuestas. En el 2024, Romero tendrá la ventaja de presentar su trabajo, bueno para unos y malo para otros, así como propuestas adicionales. Mientras tanto, Natal vendría solo con propuestas, de nuevo. Creo que, en comparación con el 2020, hoy Romero lleva una mayor ventaja sobre Natal. Ahora bien, Alexandra Lúgaro es un nombre y una contrincante con mucha más fuerza que Natal, y el panorama para Romero sería muy distinto con ella.

Si miramos los números del 2020 y el orden de mayoría de votos, para que Alexandra Lúgaro logre ganar la gobernación en el 2024 tendría que tener los 179,000 votos que obtuvo, todos los 174,000 que sacó Juan Dalmau y drenarle al PPD más de 75,000 votos. Está complicado. Victoria Ciudadana, aún con su demostración en el 2020, quedó en un sólido tercer lugar, algo que, para ser su debut, no estuvo mal entre cinco partidos. En San Juan, Victoria Ciudadana perdió la alcaldía por solo 3,465 votos. Creo hoy que solo Lúgaro podría ser una seria amenaza para Miguel Romero.

Ella renunció hace unos días a su bien remunerado trabajo con el empresario John Borshow, a quien su partido señala como uno de los “grandes intereses”. ¿Alguien realmente cree que lo haría para correr para posiciones donde las probabilidades de prevalecer son reducidas? ¿O aspiraría, si es que fuera a hacerlo, para una posición donde tiene mayor probabilidad de ganar y hacer historia? En el campo de la especulación, yo me inclino a pensar en la segunda. ¿Qué haría usted?

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