Los festejos navideños en toda Europa están adquiriendo un cariz más reducido, y las autoridades estadounidenses intensifican las exhortaciones a vacunarse debido a la nueva variante ómicron, la cual amenaza con arruinar una segunda temporada navideña que muchos esperaban serviría para rescatar a las industrias golpeadas por la pandemia de COVID-19.
Escocia y Gales se comprometieron el viernes a destinar millones de libras a las empresas perjudicadas por la última ola de infecciones en Gran Bretaña, una medida que eleva la presión sobre el gobierno del primer ministro Boris Johnson para que haga lo mismo en Inglaterra.
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El secretario del Tesoro, Rishi Sunak, se reunió con representantes de empresas, que han estado exigiendo más apoyo y denunciaron un “confinamiento furtivo” en el que los funcionarios del gobierno recomiendan a la gente reducir sus actividades sociales en la medida de lo posible, sin imponer de modo oficial las normas estrictas de los confinamientos anteriores.
En Estados Unidos, el gobierno del presidente Joe Biden se resiste a endurecer las restricciones, pero también plantea escenarios funestos para los que no están vacunados, rogándole a los indecisos que se apliquen la vacuna.
“Para los que no están vacunados, les espera un invierno de graves enfermedades y muertes, para ustedes mismos, sus familias y los hospitales que ustedes pronto podrían saturar”, declaró el viernes el coordinador de la respuesta de la Casa Blanca al coronavirus, Jeff Zients.
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La nueva variante ya está “en pleno apogeo” en la ciudad de Nueva York, dijo el alcalde Bill de Blasio. Los casos alcanzaron el jueves un récord diario con más de 8.300 contagios. Pero las nuevas hospitalizaciones y muertes —hasta ahora— están muy por debajo de su pico de la primavera de 2020 e incluso respecto a donde se ubicaban en esta época del año pasado, según datos municipales.
Varios países europeos observan con recelo la propagación de la ómicron. El viernes, Dinamarca decidió cerrar teatros, salas de conciertos, parques de atracciones y museos en respuesta al rápido aumento de los casos del virus. En España, amigos y compañeros de clase cancelaron las tradicionales cenas de fin de año.
Las preocupaciones por la ómicron fueron especialmente palpables en Gran Bretaña, que registró un número récord de infecciones tres días seguidos esta semana, el último el viernes con más de 93.000 casos contabilizados.
Los negocios, desde agencias de viajes hasta tabernas y teatros, reportan una ola de cancelaciones, ya que los clientes están decidiendo no festejar por ahora en lugar de arriesgarse a contagiarse y perderse las celebraciones familiares más adelante. Los expertos dicen que la ómicron parece ser más contagiosa, pero no se sabe mucho más, y la incertidumbre en sí misma es suficiente para que mucha gente cambie sus planes.