El Senado de Estados Unidos se dirigía el viernes hacia una sesión maratónica de votación del proyecto de ley demócrata de asistencia económica de 1,9 billones de dólares para la pandemia del COVID-19, después de soportar un extraordinario retraso de medio día provocado por un enemigo republicano de la principal prioridad legislativa del presidente Joe Biden.
La cámara alta tenía previsto empezar a votar hacia el mediodía una montaña de enmiendas, en su mayoría de opositores republicanos y prácticamente todas destinadas a ser rechazadas. Eso pondría al Senado en camino de aprobar su versión revisada de la masiva iniciativa de ley, probablemente durante el fin de semana, y enviarla de vuelta a la Cámara de Representantes para que ésta pueda entregar el paquete final a Biden para su firma.
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La promulgación le daría al presidente una importante y temprana victoria legislativa.
Momentos después de que el Senado recibiera el proyecto el jueves, el senador republicano Ron Johnson hizo una maniobra para retrasar los trabajos: obligó a los secretarios de la cámara a leer en voz alta la medida completa de 628 páginas. La tarea agotadora les tomó a los empleados 10 horas y 44 minutos y terminó poco después de las 2 de la mañana del viernes. Johnson pasó el tiempo sentado o paseando por la cámara casi vacía.
Los republicanos alegan que el enorme precio de la propuesta ignoraba las prometedoras señales de que el fin de la pandemia está a la vista y la dañada economía se está recuperando.
Los líderes demócratas hicieron el jueves más de una decena de adiciones tardías al paquete, lo que reflejaba su necesitad de cimentar un apoyo unánime por parte de todos sus senadores, además del voto del desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, para tener éxito en la cámara alta, que estaba divida 50-50.
La votación de 51 a favor y 50 en contra en el Senado para empezar a debatir el paquete de ayuda, con el voto de Harris que impulsó a los demócratas, destacó la manera en que se sorteó la propuesta a través del Congreso sin prácticamente ningún margen de error. En la Cámara de Representantes, su mayoría es de apenas 10 votos.
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La propuesta, dirigida a combatir al virus y a ayudar a que la dañada economía retome un buen nivel, proporcionará pagos directos de hasta 1.400 dólares a la mayoría de los estadounidenses.
También hay dinero para vacunas contra el coronavirus y pruebas diagnósticas, fondos de ayuda a gobiernos estatales y locales, así como para las escuelas y la industria aérea, además de exenciones fiscales para personas de bajos ingresos y familias con niños y para subvenciones a los seguros de salud.
“No vamos a ser tímidos ante un gran desafío”, comentó el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer.
Las nuevas provisiones ofrecieron elementos atractivos para todo tipo de demócratas. Los progresistas obtuvieron dinero para impulsar los programas de alimentación, subvenciones federales para la atención médica de los trabajadores que pierden sus empleos, préstamos estudiantiles libres de impuestos y dinero para la radiodifusión pública y las investigaciones de protección del consumidor.
Los moderados que obtuvieron fondos para la atención médica rural, asegurándoles cantidades mínimas de dinero a los estados más pequeños y una prohibición de que los estados que recibieran ayuda no utilizaran los ingresos extraordinarios para recortar impuestos y para todos, hubo dinero para la infraestructura, centros culturales, compañías start-up (empresas incipientes o de creación reciente enfocadas generalmente en internet y otras tecnologías nuevas) y programas extraescolares.
Incluso con las revisiones tardías, había una buena posibilidad de que los legisladores hicieran otra y votaran para reducir las prestaciones de desempleo de emergencia de 400 dólares semanales del proyecto de ley a 300 dólares.
Ese posible cambio también podría extender esos pagos de emergencia un mes más, hasta septiembre. Así lo describieron asistentes y un cabildero que habló bajo condición de anonimato para narrar las conversaciones internas.