Nueva York – Las inscripciones en escuelas católicas en Estados Unidos disminuyeron 6,4% comparado con el año escolar previo debido a la pandemia del coronavirus y dificultades financieras, siendo la disminución anual más pronunciada en esa área en por lo menos cinco décadas, reportaron el lunes autoridades de educación católica estadounidense.
Entre los factores están el cierre o consolidación de más de 200 escuelas y la dificultad que tienen muchos padres para poder pagar matrículas que van de 5.000 dólares para primaria y más de 10.000 dólares para secundaria, según la Asociación Nacional de Educación Católica.
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John Reyes, director ejecutivo de la asociación, afirmó que la pandemia ha sido un “acelerante” de problemas ya existentes en la educación católica nacional.
Entre el año escolar 2019-2020 y el año escolar actual, las inscripciones en escuelas católicas disminuyeron en 110.000 a unos 1,6 millones de alumnos. En la década de 1960, las inscripciones ascendían a más de 5 millones.
Debido a la reciente ola de cierre de escuelas, hay actualmente en Estados Unidos 5.981 escuelas católicas, comparado con más de 11.000 en 1970.
Reyes señaló que el declive impactó desproporcionadamente a comunidades urbanas, donde muchos niños negros, incluso de familias que no son católicas, asistían a escuelas católicas.
Tanto así que los declives más pronunciados se dieron en zonas urbanas, como 12,3% en Los Ángeles, 11,1% en Nueva York y 8,2% en Chicago.
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Las únicas comunidades donde aumentaron las inscripciones en escuelas católicas fueron las de alta población hispana en el oeste del país, con un aumento de 5,5% en Las Vegas, 4,6% en Denver y 2,4% en Phoenix.
Para las escuelas primarias el declive fue más pronunciado, de 8,1%, comparado con el de 2,5% en las escuelas secundarias. Pero la caída más abrupta fue en la educación preescolar, con un 26,6%.
“La disminución en las inscripciones en escuelas primarias podría desembocar en un impacto demorado pero significativo en la inscripción a nivel secundario en los próximos cinco a 10 años, lo que sería potencialmente desastroso para la viabilidad de las escuelas secundarias”, dice el análisis de la asociación.