El manspreading es un término anglosajón que se refiere al acto de ciertos hombres que, al sentarse en algún lugar (especialmente el metro), se abren exageradamente de piernas, dejando un espacio muy reducido a quienes se sientan al lado de ellos.
En redes sociales, es común ver fotos de hombres realizándolo, y quienes las suben, instan a que esta conducta no se repita o se controle, llegando incluso a existir campañas en contra de ello en metros como los de Nueva York o Madrid.
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Pero lo que hizo este grupo de feministas rusas superó todo lo hecho antes. En un video subido a su canal de YouTube, la activista Anna Dovgaliuk mostró cómo solucionan las cosas en Rusia: rociando agua con cloro en la entrepierna de aquellos hombres que hacen manspreading en el metro de San Petersburgo.
“Es muy importante para mi captar la atención de la gente con este tema, para crear un punto de discusión y que se tomen medidas legales contra el manspreading“, dice Anna en su video, agregando que este acto “una falta de respeto público hacia las mujeres y niños y es una vergüenza para la sociedad”.
La grabación se ha hecho viral en redes sociales, causando diversas reacciones. Quienes repudian el acto, se refieren al daño físico que hace la solución de cloro en la piel, e incluso acusan a Anna de querer “hacerse promoción” como activista.