Opinión

El derecho de todo joven

Lee aquí la columna de la subsecretaria del Partido Popular Democrático.

Yaramary + columnistas
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A menos de 80 días de las primarias nos causa alarma como la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) no ha culminado el proceso de inscripción en las escuelas del país. Esta responsabilidad fundamental para garantizar la participación electoral de nuestros jóvenes no ha sido cumplida a cabalidad, y las consecuencias podrían ser significativas.

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La inscripción de nuevos electores en las escuelas públicas de la Isla es crucial para asegurar la participación democrática de la juventud. Esta falta de acción se vuelve aún más preocupante cuando se observa que más de 100 escuelas aún no han sido visitadas para llevar a cabo este proceso. Si a esta lentitud en los trabajos de inscripción le sumamos que durante los años 2021 y 2022 los esfuerzos en las escuelas fueron nulos, quiere decir que existen miles de jóvenes puertorriqueños que pueden votar y no podrán hacerlo por la dejadez institucional de la CEE.

La presidenta de la Comisión Estatal de Elecciones evadirá su responsabilidad y culpará a la falta de personal y de presupuesto, la lentitud en la que han estado ejecutando este programa. Esto es inaceptable en vista de la cercanía de la celebración de primarias en los dos principales partidos políticos de la Isla.

Es crucial destacar que la excusa de descansar exclusivamente al sistema electrónico de inscripción es insuficiente. Todo el mundo sabe los problemas que este sistema tiene. Lo correcto en este caso, es que al unísono de la inserción del programa de Registro Electrónico, el esfuerzo de inscripción en las escuelas se diera con la misma intensidad que en ciclos electorales anteriores.

Por tanto, es imperativo que la presidenta de la CEE trabaje en un plan de inscripción agresivo en las escuelas y lance una campaña educativa efectiva para guiar a los jóvenes en el proceso de inscripción en línea. Solo así podremos garantizar una participación activa y significativa de nuestra juventud en los procesos electorales venideros. No hacerlo sería faltar al derecho fundamental de los jóvenes a inscribirse y votar, un acto que no podemos permitir en nuestra democracia.

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