Opinión

¿Liberal o cavernícola?

Lee aquí la columna del periodista y director de programación de NotiUno.

Metro Puerto Rico
Alex Delgado Metro Puerto Rico

Dos controversias resurgieron en días recientes y ambas están correlacionadas. Una es la lectura de cuentos de niños por parte de drag queens en el Distrito T-Mobile, y la otra es la del uso de un mismo baño por parte de múltiples personas, mixtas, de forma simultánea.

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Comienzo por esta última. Mucho se ha debatido sobre si una persona que se siente de otro sexo debe utilizar los baños dirigidos a personas de ese mismo sexo cuando son espacios que se pueden compartir de manera simultánea. El ejemplo más claro para explicar son los baños como los del Coliseo de Puerto Rico, el estadio Hiram Bithorn y los baños en muchos hoteles, donde pueden estar todos, del mismo sexo y a la misma vez.

La mayor preocupación ha venido de un gran sector femenino y plantean un asunto de intimidad y seguridad. No se sienten seguras estando en un baño donde tienen que desvestirse parcialmente para utilizar un inodoro y que al mismo tiempo haya un hombre al lado, separados por un pedazo de panel, haciendo sus necesidades también. Eso sería en el concepto amplio un all gender restroom. Ya en el caso de un restaurante, por ejemplo, donde puede haber un baño sencillo para hombres y otro para mujeres, es distinto porque una vez se entra, se cierra la puerta con seguro y el usuario esta completamente solo o sola. ¿Puede haber un baño unisex? Por supuesto, y los hay, pero es una sola persona utilizándolo.

Ciertamente hay un sector que tampoco se puede invisibilizar y es, por ejemplo, las personas transgénero o personas que se sientan del sexo opuesto, y no quieren usar el baño de su sexo biológico. ¿Cómo se atiende estos casos? Pues añadiendo un baño all gender que entren los que quieran sin la preocupación de que haya personas del sexo opuesto.

Es decir, tener un baño de hombres, uno de mujeres y otro all gender. No estoy de acuerdo en que hombres usen baños de mujeres y que estas sean obligadas a aceptarlo, menos en un lugar donde quizás hayan algunos metidos en palos, de estos que se lucen o que pierden la prudencia bajo los efectos del alcohol.

Imagine que un hombre diga “es que me siento mujer” o “soy no binario y este es el baño que quiero usar”. ¿Cómo saber que no es una treta con otras intenciones?. No hay que crear un problema donde no lo hay. Se crea un all gender restroom y que lo utilice cualquiera, pero se mantiene el baño de mujeres estrictamente para mujeres biológicas.

El segundo tema del escrito es la lectura de cuentos “para niños” por parte de drag queens. Esta actividad habría de ser en el Distrito T-Mobile y se movió a la Avenida Américo Miranda porque no se permitió dicha lectura en Distrito. Cualquiera pudo haber cuestionado qué de malo tiene que drag queens leyeran a niños cuentos…, pero ¿eran realmente para niños?. Veamos parte del “cuento de niños” que leyeron: “Todo cambió. Mamá y papá me llevaron a conocer a una persona que me hizo muchas preguntas. Después de hablar con mis padres, dijeron una palabra que no había oído nunca: transexual. Esa noche, a la hora de dormir mis padres me abrazaron y me dijeron… tienes que ser quien tú quieras ser, te queremos de todas formas. Mamá y papá me dijeron que podía llegar al colegio con ropa de mujer, que podía dejarme el pelo largo, incluso me dejaron cambiar mi nombre por Yaz. Ser Yaz me hizo sentir mucho más, yo misma”.

¿Cuál es la desesperación o urgencia? ¿Por qué no dejan a los niños ser precisamente niños en lugar de estar sembrándole cosas que quizás no les interesa en ese momento saber o conocer, y en un lugar como Distrito?. Con el tiempo y según vayan pasando etapas, si preguntan, responsablemente se les explica y ya. Claro, quien desee hablarle en su casa a un niño del tema, pues es su hijo o hija, pero ¿por qué no respetar a otros padres que no lo desean y pretender obligarlos a escuchar o exponer a sus hijos a lo que no quieren en un lugar privado, como Distrito, y al que la gente va con otro propósito?

Creo que el Distrito T-Mobile hizo bien en impedir la lectura porque no es el lugar. Igual debe ocurrir si quieren hacer un culto religioso o una actividad política partidista. La gente va a allí a entretenerse. Forzar el adoctrinamiento, las ideologías, creencias, fe o lo que sea en un lugar privado, donde van personas con distintos pensamientos y que solo quieren entretenerse, en mi opinión, no debe proceder.

La actividad se llevó a cabo finalmente en un lugar público y asistieron quienes interesan el tema. Así ocurre, por ejemplo con Clamor a Dios frente a el Capitolio. Un lugar público, se convoca y llega quienes desean escuchar un mensaje específico.

De hecho, en las imágenes reportadas de la actividad había cerca de una veintena de personas. ¿Porqué no tuvo apoyo multitudinario, incluyendo de ese mismo sector? En el Distrito hubiesen ido esas 20 o 30 personas interesadas en el tema, ¿y los cientos o miles que hubiesen estado en el lugar?, ¿porqué obligarlos a escuchar lo que no fueron a escuchar? Obviamente, en el Distrito, debo suponer que buscaban impactar más allá de quienes creen en lo que ellos y ellas creen.

En resumidas cuentas, no creo en imponer lo que uno cree a otros. Tampoco creo que se deba obligar a una mujer a aceptar que un hombre esté en el mismo baño mientras ella o ellas lo usan. Eso no es “avance” ni “liberalismo”. Intentar imponer, en estos casos, es una acción cavernícola. El respeto debe ir en todas las direcciones.

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