Recientemente, la Universidad de Puerto Rico, a través de su presidenta, compareció a las vistas públicas que se celebran conjuntamente entre las comisiones de Hacienda de la Cámara de Representantes y del Senado en relación a los presupuestos de las agencias e instrumentalidades del gobierno. Según informó la UPR, desde el 2017, la imposición de medidas de austeridad y los recortes presupuestarios ordenados por la Junta de Control Fiscal han llevado a la Universidad a sobrevivir mediante sacrificios al pueblo de Puerto Rico.
Desde la imposición de las medidas de austeridad de la Junta de Control Fiscal -las cuales comenzaron en el 2017- la UPR pudo identificar cuatro consecuencias detrimentales para el funcionamiento adecuado de la UPR. Primero, la Universidad ha sufrido la precarización del personal docente, dejando alrededor del 50% sin plazas regulares de empleo. Segundo, han habido aumentos desmedidos en el costo de la matrícula. Tercero, ha habido una reducción de alrededor del 25% de la matrícula estudiantil: de 51,000 estudiantes a 38,000. Cuarto, se perdió la acreditación del Recinto de Ciencias Médicas y se ha puesto en peligro la acreditación de toda la Universidad.
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Nuestra Universidad contribuye al desarrollo económico de Puerto Rico y promueve la investigación y el desarrollo de personal altamente diestro y capacitado. El Centro de Biotecnología para la Investigación y Adiestramiento en Bioprocesos, el Centro Comprensivo de Cáncer, el Centro de Innovación y Tecnología Agroindustria, el Recinto de Ciencias Médicas y el Hospital UPR y son ejemplos de la importancia inigualable que tiene la UPR para Puerto Rico. Le corresponde ahora a la legislatura actuar para enfrentar a la Junta y no solo resistir los recortes presupuestarios a la Universidad sino devolver todo el presupuesto que le corresponde. Hace falta voluntad para actuar.
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