Opinión

Opinión de Rosa Seguí: Justicia climática, transición acelerada hacia fuentes de energía renovable

Lee la columna de opinión de la abogada y portavoz del Movimiento Victoria Ciudadana.

Rosa Seguí | Columnista

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El martes, 8 de marzo, conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres y cientos de mujeres (en su diversidad) nos tiramos a la calle a exigir una Justicia de las Mujeres. Entre los reclamos justos que se hicieron se incluyeron erradicar el racismo y la violencia de género, proteger y ampliar nuestros derechos sexuales y reproductivos y la justicia ambiental y climática.

Como parte de estos reclamos, se enfatizó que en Puerto Rico contamos con una fuente idónea de energía renovable: el Sol. Y por eso, una de las consignas que se escuchaba en la marcha fue: ¡Queremos Sol, queremos Sol, sin ninguna condición!

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Los embates de los huracanes Irma y María, los terremotos en el sur, y la actual pandemia, han dejado expuestos tanto la mala planificación y el mal manejo gubernamental de esas emergencias, como la grave ausencia de una razón de estado que parta del reconocimiento y la garantía del derecho a la vida digna de todas.

Es tarea urgente de toda la humanidad tomar medidas para mitigar los efectos del calentamiento que ya está en curso y evitar efectos que serán catastróficos si no se toma acción inmediata. Una de estas medidas es el reemplazo de las fuentes fósiles por fuentes de energía renovable. El calentamiento global conlleva aumentos en el nivel del mar, mayor frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos, reducción de la productividad agrícola, extinción de especies, entre otros procesos. Como isla ubicada en la ruta de los huracanes, Puerto Rico es muy vulnerable a las consecuencias del calentamiento global. Sin duda, Puerto Rico es víctima de las emisiones realizadas por países más grandes, tanto en población como en industrias.

Además, ante la volatilidad de las relaciones internacionales en días recientes, hemos experimentado un alza dramática en el precio del petróleo y del gas, que, como consecuencia, encarece la mayor parte de las mercancías que consumimos a diario. Indudablemente, permanecer en la generación energética a base de petróleo o gas no solo degrada nuestro medio ambiente, sino que representa una carga económica cada vez más onerosa.

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