Opinión

Opinión de Rosa Seguí: La insoportable insensibilidad del gobernador

Este pueblo es consciente del poder que tiene y si así lo decide, lo que podría repetirse sería la destitución de otro gobernador.

Rosa Seguí | Columnista

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La semana pasada, el maestro Pablo Mass murió en un accidente de tránsito de madrugada, de camino a trabajar en una escuela pública del país. Se supo que Mass tenía tres trabajos. Es poco probable que una persona puede estar descansada trabajando en tres empleos. La desafortunada muerte de Mass provocó un aumento en las manifestaciones y movilizaciones de trabajadores y trabajadoras en el sector público, mayormente del magisterio, reclamando condiciones dignas de trabajo. Cada vez más sectores de trabajadores y trabajadoras de agencias del gobierno y corporaciones públicas se han ido uniendo a estos reclamos, todos justos, todos meritorios e impostergables. Sectores como personal del Instituto de Ciencias Forenses, de la Rama Judicial y de la Autoridad de Carreteras se han unido a los reclamos y movilizaciones.

Lejos de demostrar sensibilidad ante esta muerte y contrario a atender los reclamos urgentes para que se haga justicia salarial (no temporera) y se asegure el retiro de los servidores y servidoras públicas, el gobernador Pedro Pierluisi les responsabilizó por tener los salarios que tienen al haber escogido trabajar para el gobierno.

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Como si esto fuera poco, Pierluisi acusó al magisterio, al personal de Bomberos y de la Policía de “claudicar a su deber” en referencia a las múltiples actividades que estos sectores han llevado a cabo para hacer valer sus derechos. También el gobernador tuvo la osadía de advertir que estas actividades no podían “volverse a repetir”. Mientras continuaban las manifestaciones por mejores condiciones, lamentablemente, otra maestra de una escuela pública falleció, en esta ocasión, de un ataque al corazón.

Hace menos de 3 años, el pueblo de Puerto Rico destituyó a un gobernante machista, insensible, enajenado, desconectado de la realidad que viven las mayorías asalariadas causadas por las políticas de austeridad del gobierno. Quien no debería querer que se repita la historia es el gobernador. Este pueblo es consciente del poder que tiene y si así lo decide, lo que podría repetirse sería la destitución de otro gobernador.

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