Una nueva moneda con seis ceros menos debutó el viernes en Venezuela en medio del pesimismo de muchos venezolanos que temen los precios seguirán en alza y la moneda perderá muy pronto su valor en un país que lleva más de cuatro años con la peor inflación del mundo.
“Hoy fui al automercado y todo estaba marcado en dólares, no sabemos cuánto vamos pagar”, dijo Lourdes Pórtelo, una oficinista, de 32 años, en un centro comercial del este de Caracas, donde la totalidad de las oficinas comerciales de los bancos públicos y privados no abrieron sus puertas en el primer día de la instrucción de la nueva moneda.
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Un panorama semejante se podía palpar a lo largo de la capital venezolana. Los bancos debían congelar las operaciones durante varias horas entre el jueves y el viernes para hacer ajustes por el cambio. Los cajeros automáticos, en tanto, continuaban fuera de servicio.
Las transacciones electrónicas en la mayoría de los bancos venezolanos estaban activas al mediodía del viernes, confirmó la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN).
Los nuevos billetes aún no llegaron a las manos de los venezolanos, pero el temor que la depreciación de la moneda nacional seguirá adelante y los precios de los alimentos, entre otros bienes, seguirán aumentando.
En Venezuela, los salarios se fijan en bolívares y los precios tienen como referencia su valor en dólares.
Al “final no pude comprar nada, no me alcanzó lo que tenía”, agregó. El viernes por la mañana, algunas cadenas de automercados y tiendas minoristas tenían precios solo en dólares.
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El salario mínimo —que devenga la mayoría de los trabajadores y es el más bajo de la región— es de 1,47 dólares, que sumado con un bono alimentaria alcanza en promedio los 2,95 dólares, lo que a todas luces es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de sus pobladores.
La cotización del dólar en el mercado negro se elevó el viernes en más de más de 500.000 bolívares y se ubicó en 5.200.000 en la anterior denominación y 5,2 bolívares por dólar en la nueva moneda. El tipo de cambio oficial se incrementó ligeramente a 4.181.781,84 bolívares, pero la mayoría de los comercios usan el dólar del mercado negro como referente para fijar precios.
El cambio de un millón a 1 bolívar tiene como objetivo facilitar tanto las transacciones en efectivo como los cálculos contables en bolívares que ahora requieren hacer malabarismos con cadenas casi infinitas de ceros.
La denominación más alta hasta ahora era un billete de 1 millón de bolívares, que convivirá por un tiempo con los nuevos billetes. La nueva familia de billetes alcanzará un máximo de 100 bolívares, un poco menos de 25 dólares, hasta que la inflación también comience a consumirla.
La introducción de la nueva moneda, la tercera desde 2008, se produce además en un contexto macroeconómico mucho peor que las dos reconversiones monetarias anteriores en Venezuela, que también cursa su sexto año en recesión.
“La razón más importante y fundamental es que ya los sistemas de pago están colapsados porque la cantidad de dígitos hace prácticamente inmanejables los sistemas de pago y sacar las cuentas”, dijo el economista José Guerra, exgerente de investigaciones económicas del Banco Central de Venezuela (BCV). “Estos sistemas de procesamiento de pagos de tarjetas de débito o un sistema de contabilidad de las empresas… no están pensados para hiperinflación sino para una economía normal”.
Con la anterior versión de la moneda se necesitaba un fajo de billetes para comprar una botella de bebida gaseosa de 2 litros, que cuesta 8,3 millones de bolívares o 2 dólares, según el tipo de cambio oficial.
Pero esos bolívares escasean porque los clientes de los bancos venezolanos podían retirar un máximo de 20 millones de bolívares en efectivo por día dependiendo del volumen de billetes disponibles en el banco.
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Tras cuatro años de hiperinflación, los consumidores confían en los dólares estadounidenses y métodos de pago digitales como Zelle y PayPal para realizar compras. Hoy en día la mayoría de las transacciones se realizan de forma electrónica, mientras que más del 60% se hacen en dólares estadounidenses.
El BVC dejó de publicar periódicamente las cifras oficiales de inflación en 2016. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se estima que Venezuela cerrará 2021 con una inflación acumulada de 5.500%.
Cuando el BCV anunció el cambio de moneda en agosto los funcionarios dijeron que los sistemas de pago electrónico continuarán modernizándose para expandir el uso del bolívar “de manera inmediata, facilitando que las transferencias entre clientes de diferentes bancos sean recibidas em pocos segundos”.
Un comunicado del BCV subrayó que la eliminación de seis ceros “no afecta el valor de la moneda”, destacando que “no valdrá ni más ni menos, sólo es para facilitar su uso a una escala monetaria más sencilla”.
Esta es la tercera vez que los líderes socialistas de Venezuela le quitan ceros a la moneda. El bolívar perdió tres ceros en enero de 2008 bajo el mando del fallecido presidente Hugo Chávez, mientras que su sucesor, el actual presidente Nicolás Maduro, eliminó cinco ceros en 2018.
“Me gasté casi todo lo que tenía en la cuenta (bancaria), no quería dejar nada por si acaso”, dijo en la víspera Elena Díaz, una empleada de limpieza, en la puerta de un mercado. “Hay poco que pueda comprar con mi salario”.
“Sólo me quedaron en la cuenta tres millones de bolívares, con eso no se compra ni una canilla (una pieza delgada de pan). Cuando quiten los seis ceros, con esos tres bolívares tampoco voy a poder comprar nada”, agregó Díaz, de 28 años.
El uso de la moneda estadounidense se aceleró después de que el gobierno de Maduro hace dos años abandonó sus largos y complicados esfuerzos para restringir las transacciones en dólares a favor de la moneda local, restricciones que sólo alimentaban la inflación.
Los billetes de dólar ingresan a Venezuela a través de una red de terceros titulares de cuentas bancarias extranjeras que cobran comisiones o mediante personas que llegan al país con efectivo.
Algunas tiendas ya muestran tres precios por producto: en dólares estadounidenses y en bolívares antes y después del ajuste.
Los bancos anunciaron que congelarían las operaciones durante varias horas entre el jueves y el viernes para permitir el cambio.
Guerra, también exlegislador opositor, dijo que aunque los venezolanos están acostumbrados a los ajustes monetarios, podrían volverse más frecuentes a menos que cambien las políticas gubernamentales.
“Básicamente es que si no hay un programa económico para parar la hiperinflación, esto va a seguir otra vez”, acotó Guerra. “El problema está en que la hiperinflación fue tan agresiva en 2018 y 2019” que la reconversión de 2018 “se perdió en año y medio”.