Los Obispos Católicos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña, emitieron ayer, martes, un decreto en el que acogen la importancia de la vacunación contra COVID-19 y establecen las medidas bajo las que se tendrán que regir sus respectivas diócesis y parroquias.
Primero, informaron que estarán reservando un espacio para los no vacunados en la Eucaristía y otras celebraciones litúrgicas, como una medida “por la seguridad de los sacerdotes y religioso”.
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Además, sugirieron a los no vacunados abstenerse de otras actividades comunitarias presenciales en las iglesias.
Otra de las disposiciones del decreto, establece que a partir del 15 de septiembre, todos los sacerdotes y diáconos que participen en las liturgias deben estar vacunados o al menos haber recibido la primera dosis.
“No se autoriza en nuestras diócesis que sacerdotes, diáconos o agentes de la Iglesia comparezcan ante notarios a declarar bajo juramento las exenciones por razones religiosas. Tampoco estaremos aceptando declaraciones juramentadas que afirmen que las enseñanzas de la Iglesia son fundamento para rechazar la vacunación”, establecieron.
Estos se expresaron sobre los fieles que han acudido a sacerdotes para conseguir ser eximidos de la vacunación por razones religiosas. Ante esto, aseguraron que los “agentes pastorales de la Iglesia no debemos declarar bajo juramento dichas exenciones ya que no hay fundamento en la enseñanza moral de la Iglesia para rechazar los requerimientos de vacunación”.
Según el documento, entienden que el requerimiento del gobernador Pedro Pierluisi de exigir la vacuna a empleados públicos y privados, “no contradice las enseñanzas de la Iglesia ni las expresiones y acciones del Papa Francisco con relación a la vacunación contra el COVID-19″.
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Los Obispos hicieron referencia a las expresiones de la máxima autoridad eclesial sobre la validez moral y ética de vacunarse, y el hecho de que esta no constituye una “objeción ni moral, ni ética, ni de conciencia”.
“Los Obispos Católicos de las Diócesis de Puerto Rico aquí firmantes,
al igual que el Papa Francisco, hemos dado testimonio personal de haber sido inoculados contra el COVID-19 por no encontrar objeción moral, ni ética ni de conciencia en estas vacunas”, lee el decreto.