Miles de personas, entre familias y simpatizantes de la ultraderecha, marcharon por las calles de ciudades francesas el sábado para denunciar un certificado de salud o pasaporte COVID que es obligatorio para entrar a restaurantes, bares o estadios deportivos y viajar en trenes de larga distancia, aviones o buses.
Unos 1.600 agentes de policía vigilaron las calles de París donde hubo tres marchas distintas. El certificado entró en vigor hace una semana.
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La consigna era “Libertad”, ya que los manifestantes sostienen que el pasaporte coarta su libertad y es una forma disimulada de obligarlos a vacunarse. Una mujer en París estaba disfrazada de la Estatua de la Libertad de Nueva York. Otros portaban carteles con leyendas como “toma tu pase y vete, Macron” o frases vulgares.
“No queremos nada de esto. Es nyet”, dijo una agente inmobiliaria que marchaba en París y se identificó como Stephanie. “Es una crisis política disfrazada de crisis sanitaria”.
El certificado se entrega a personas plenamente vacunadas o que han dado negativo en una prueba reciente o pueden demostrar que se han recuperado recientemente de COVID. La misma ley que lo autorizó ordena a todo el personal de la salud estar vacunado para el 15 de septiembre.
Francia enfrenta una nueva ola de contagios provocados por la agresiva variante delta.
Unas 7.500 personas marcharon en Montpellier, ciudad de la región de Herault, donde la tasa de infección supera los 600 por 100.000, una de las más altas del país.
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A pesar de las protestas, que se repiten por quinta semana consecutiva, las encuestas revelan que la mayoría de los franceses apoyan el certificado.
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