La tensión que se vivió entre el ejecutivo y el legislativo durante la primera sesión ordinaria, y particularmente en las últimas semanas, deberá revertirse en aras de que, en lo que resta de cuatrienio, el país pueda disfrutar de una sana administración pública, opinó el exlegislador y analista político Eudaldo Báez Galib.
“Yo tuve la experiencia de un gobierno llamado compartido. En aquel momento había problemas, pero la realidad es que también había conversaciones. La pregunta que yo me hago es, y es lo que no sabemos, si fuera de lo que los medios de comunicación informan, las partes están hablando, llegando a acuerdos”, dijo Báez Galib sobre la relación entre el gobernador Pedro Pierluisi, el presidente senatorial, José Luis Dalmau, y el presidente de la Cámara baja, Rafael “Tatito” Hernández.
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Aunque desde inicios de cuatrienio los líderes legislativos, del Partido Popular Democrático, y el primer ejecutivo, del Partido Nuevo Progresista, acostumbraron a reunirse semanalmente, por lo general en La Fortaleza, los encuentros cesaron luego del 12 mayo.
La semana subsiguiente, la Comisión de Nombramientos del Senado emitió una serie de informes negativos sobre varios nominados, aunque el cuerpo solo terminó colgando a los designados al Departamento de Educación y el Negociado de Bomberos, y el 25 de ese mes la Cámara de Representantes rechazó a Larry Seilhamer como secretario de Estado y a Manuel Torres Nieves como contralor, luego de que Pierluisi vetara una serie de proyectos legislativos.
Pese a la falta de reuniones personales, sin embargo, Báez Galib consideró que la comunicación, con toda probabilidad, persiste entre los equipos de trabajo de los funcionarios.
“Noto, por un lado, que no ha habido contiendas o lucha de palabras, lo cual indica que tiene que estar habiendo algún tipo de conversación que mantiene los niveles del agua en pie”, expresó Báez Galib.
“Hay apertura de parte del gobernador y estoy segura de que en su momento se retomarán las reuniones. Las conversaciones de igual manera se han mantenido. El gobernador está enfocado en trabajar y en que se haga la obra que el pueblo necesita y espera. Su actitud es conciliadora porque siempre pone a Puerto Rico primero. Él reconoce y respeta a todos los funcionarios electos, por lo que de su parte no tiene inconvenientes y hay apertura”, indicó ayer en declaraciones escritas la secretaria de prensa de La Fortaleza, Sheila Angleró.
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Ayer, ninguno de los presidentes legislativos estuvo disponible para entrevista, pero el líder cameral, a través de su portavoz de prensa, indicó que estaba abierto a retomar las reuniones.
“El presidente ha recalcado en varias ocasiones que, aunque la confianza está lacerada tras el gobernador no cumplir con varios acuerdos, él está dispuesto a retomar conversaciones. Pero tiene que ser comenzando desde cero. Dejar atrás las diferencias, y que las reuniones sean verdaderamente de trabajo, y no protocolares. Borrón y cuenta nueva por el bien del país”, indicó el oficial de prensa Josué Brenes, sin detallar cuáles acuerdos el mandatario incumplió.
Acuerdos puntuales
A juicio de Báez Galib, en el mundo político siempre existe la posibilidad de remendar relaciones de trabajo y “llegar a acuerdos”, pero ello exige que ambas partes logren alcanzar consensos sobre los elementos más básicos de la administración pública.
Para el exsenador, el amplio alcance de la Ley Promesa y la Junta de Control Fiscal reduce al mínimo el campo de acción del gobierno electo, lo que en teoría facilitaría seleccionar esas áreas sobre las que todas las partes pueden trabajar concertadamente.
“Una vez estén conscientes sobre lo que no tienen autoridad, te queda un remanente sobre el cual podrían legislar. Debieran concentrarse en lo esencial para el país en este momento, que es educación, seguridad y salud. Lo demás huelga, no habiendo posibilidades de acuerdo. Si se va a esos tres pueden llegarse a muchísimos acuerdos, porque tampoco hay grandes diferencias (en esos asuntos)”, recalcó el analista.
No obstante, Báez Galib reconoció que, además de las diferencias esperadas entre líderes de partidos contrarios, entran a la ecuación los choques internos, como los que pareció haber a finales de la sesión legislativa entre Dalmau y Hernández. Las diferencias entre los líderes populares se manifestaron en el día final para la aprobación de medidas, cuando Hernández cerró la sesión cameral a media tarde, dejando en el aire proyectos que se atendían en el Senado, mientras en la fecha final de la sesión fue la Cámara alta la que recesó los trabajos más temprano de lo usual.
Por las diferencias entre los cuerpos, quedaron pendientes proyectos como el aumento al salario mínimo, enmiendas a la reforma laboral del sector privado y la resolución conjunta de donativos legislativos.
El miércoles, en su mensaje al Consejo General como presidente del PPD, Dalmau pareció aludir a críticas de Hernández, quien no se encontraba presente, y señaló que de ahora en adelante impartiría la “disciplina de partido”. Asimismo, invitó a cualquier interesado en ocupar la presidencia de la colectividad a que lo retara cuando surgiera la oportunidad.
“Diría que fue el primer evento donde pudo presentarse como líder máximo del partido. Hay que ver ahora cómo él ejerce esa autoridad, que tendría efecto sobre el presidente de la Cámara y alguno que otro alcalde que esté desafecto, cómo va a lograr eso y cuál es el apoyo que va a tener de la base del partido. Eso lo sabremos de aquí a un mes o dos”, anticipó Báez Galib.