El gran interrogante en Wall Street es si el brote inflacionario que afecta la economía estadounidense en momentos en que el país se recupera de la pandemia del coronavirus es algo temporal o el inicio de un problema grande, que puede poner fin a un período de enorme crecimiento que comenzó en marzo del 2020.
La ansiedad aumenta por el hecho de que hace más de una generación que Estados Unidos no soporta un período inflacionario fuerte y prolongado.
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Lo que sí está claro es que el precio de la gasolina subió de 1,89 dólares el galón a 3,04 en un año. Y que los autos usados costaban en abril un 21% más que en el mismo mes del 2020.
Muchos economistas y la Reserva Federal dicen que nada de esto es preocupante. Están convencidos de que el aumento de precios es un fenómeno pasajero. Si se equivocan, sin embargo, la economía podría sufrir un gran cimbronazo, que forzaría a la Fed a dar marcha atrás con una política de tasas de interés muy bajas, reduciendo la compra de bonos que da impulso a los mercados.
Esa perspectiva se hace sentir en los mercados. El índice S&P 500 bajó un 2,1% en un día la semana pasada, luego de que el Índice de Precios al Consumidor subiese a su ritmo más acelerado desde el 2008 en un año en mayo.
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Los economistas de hoy no están acostumbrados a lidiar con un proceso inflacionario grave. La mayoría no habían nacido cuando Estados Unidos soportó su último brote inflacionario serio, en las décadas de 1970 y 1980, en que la inflación no bajaba del 10%.
“No hay dudas de que haber vivido eso ayuda”, dijo Rich Weiss, gerente de carteras de American Century Investments. Trabaja en el sector desde 1984, cuando la inflación ya estaba cediendo, pero recuerda lo dolorosos que fueron los años previos, cuando todavía estudiaba.
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“Cualquiera puede analizar los números de entonces y ver lo que pasa cuando la inflación se arraiga en la economía”, expresó. “Pero es distinto si tienes que pasar por eso”.
Los números indican que la inflación alta afecta las acciones y aumentan la alarma respecto a lo que sucede ahora en Wall Street. El S&P 500 cayó un 29,7% en 1974, cuando la inflación llegó al 12,1%. Pero en ese período hubo también grandes repuntes, incluido un aumento del 31,5% en 1975.
Brian Jacobsen, estratega de inversiones de Wells Fargo Asset Management, nació al año siguiente, en 1976.
La mayor parte de su vida laboral transcurrió con una inflación y tasas de interés bajas. No sabe lo que es vivir el trauma de los controles de precios o de tener que pagar hipotecas con tasas de interés del 10%. Pero estudió a fondo el tema mientras sacó un doctorado en economía.
“Afortunadamente, la experiencia puede ser transmitida de una generación de inversionistas a otra”, señaló.
Igual que Weiss, de American Century, Jacobsen considera que el aumento en la inflación es “transitorio”, el término que usan los funcionarios de la Fed.
Habla regularmente con colegas en actividad y retirados, que vivieron el último período inflacionario.
“Me dicen que esto no es nada”, expresó. “¿La inflación es del 4,2%? Ponga un 1 adelante de esa cifra y ahí sí, tal vez me preocupe. Pero no me despierte hasta que no llegue al 14,2%”.