La senadora independentista María de Lourdes Santiago mostró su rechazo al historial del recién fenecido exgobernador Carlos Romero Barceló a través de un mensaje que colocó en las ventanas de su oficina legislativa, mientras en la rotonda del Capitolio se celebrara un homenaje al longevo líder estadista.
Por décadas, el movimiento independentista ha responsabilizado a Romero Barceló por la ejecución, en 1978, de Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado Torres, dos jóvenes favorecedores de la separación del país, por parte de miembros de la Policía de Puerto Rico, en el suceso que pasó a ser conocido como los asesinatos del Cerro Maravilla, en alusión al monte donde ocurrieron los hechos.
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A Romero Barceló, quien gobernó la isla entre 1977 y 1984, igualmente se le responsabiliza por dar continuidad a la larga práctica de la División de Inteligencia de la Policía de “carpetear” a ciudadanos vinculados a las luchas proindependencia de Puerto Rico.
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Frente a su oficina, con ventanas hacia el lado norte del Capitolio, Santiago colocó un mensaje que leía “Ni perdón ni olvido”, junto otro cartel con dos cruces, simbolizando los asesinatos de Soto Arriví y Rosado Torres.
A la actividad que se celebró en la rotonda de la Casa de las Leyes no asistieron los legisladores del Partido Independentista Puertorriqueño, mientras por el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) solo acudió el representante José Bernardo Márquez, quien es estadista. El senador independiente José Vargas Vidot tampoco fue al acto luctuoso.
Mariana Nogales, representante del MVC, se acercó a la rotonda luego de una vista legislativa, portando una camiseta con imágenes de los jóvenes independentistas, rodeadas de las palabras “Prohibido olvidar”. La legisladora manifestó que, aunque respetaba el luto de la familia de Romero Barceló, lamentaba el hecho de que las familias de Soto Arriví y Rosado Torres se hubieran visto en la obligación de despedirlos sin que se hiciera justicia.
El oficial que, según el testimonio de un taxista, llevó a Soto Arriví y Rosado Torres, Alejandro González Malavé, salió airoso de los cargos criminales que enfrentó, mientras que nunca se pudo vincular oficialmente a Romero Barceló con los hechos.