El director general de Pfizer, una de las compañías farmacéuticas en la carrera por una vacuna contra el nuevo coronavirus, les dijo a sus empleados que estaba decepcionado de que su trabajo haya sido politizado en el debate presidencial de esta semana, y trató de garantizarle al personal en Estados Unidos que la firma no va a ceder a presiones para apresurarse.
Albert Bourla dijo el jueves que la compañía está avanzando “a la velocidad de la ciencia” y no con un calendario político, de acuerdo con una carta dirigida al personal que fue obtenida por The Associated Press.
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“La única presión que sentimos — y es pesada — son los miles de millones de personas, millones de negocios y centenares de funcionarios del gobierno que cuentan con nosotros”, escribió Bourla.
Pese a que altos funcionarios federales de salud han dicho reiteradamente que es improbable que haya una vacuna disponible hasta mediados del 2021, el presidente Donald Trump ha insistido en que va a haber una vacuna antes de las elecciones programadas para noviembre.
Durante el debate del martes con su rival demócrata Joe Biden, Trump dijo que había hablado con las compañías cuyas vacunas experimentales están en etapas más avanzadas de pruebas.
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“He hablado con Pfizer, he hablado con toda la gente con la que hay que hablar, Moderna, Johnson & Johnson y otros. Ellos pueden ir mucho más rápidamente”, dijo Trump.
“Estamos a semanas de una vacuna”, añadió.
Pfizer ha dicho que espera tener para octubre datos de sus pruebas actuales que pudieran mostrar si la vacuna es segura y eficaz. En su carta a los empleados, Bourla escribió que la compañía espera tener “un centenar de millones de dosis de la vacuna entregadas para el final del año”.
Esas dosis no podrían ser distribuidas hasta que la Administración de Alimentos y Medicamentos revise los datos de Pfizer y decida si emite o no lo que se conoce como una autorización de uso de emergencia. Eso permitiría la distribución limitada de la vacuna, con inyecciones a trabajadores médicos y otros en la línea de frente contra la pandemia, hogares de ancianos y personas en alto riesgo de contraer el virus o enfermarse gravemente.
Eso es si la vacuna funciona. Bourla admitió que eso aún se desconoce y mientras tanto, la retórica política está minando la confianza del público en el proceso.
“Yo no puedo predecir cuándo, ni si nuestra vacuna será aprobada por la FDA para su distribución al público. Pero sé que el mundo estaría mucho más seguro si dejáramos de hablar sobre la entrega de la vacuna en términos políticos”, escribió.
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