En 2005, las rupturas de diques provocadas por las lluvias torrenciales que trajo el huracán Katrina provocaron una inundación de dos metros de altura en la casa de Mary Duplessis y su esposo en Nueva Orleans. La reconstrucción les requirió llenar pilas de papeles en una montaña de burocracia. Tardaron un año en regresar a la ciudad.
En la víspera del 15to aniversario de la tormenta y cuando otro meteoro monstruoso rozó la ciudad, lo que aflige a Duplessis no es el recuerdo de Katrina. Es el coronavirus.
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La comunidad negra de Nueva Orleans, económicamente retrasada con respecto a la población blanca antes de Katrina, fue aporreada por el huracán de categoría 3 que tocó tierra el 29 de agosto de 2005 y por el largo proceso de reconstrucción. Las imágenes de la gente, principalmente negra, en los tejados, los techos de los autos y el estadio Superdome fueron las más emblemáticas de una tormenta que reveló al mundo una ciudad dividida entre poseedores y desposeídos.
Población de Nueva Orleáns
La mayoría de la población sigue siendo afroestadounidense, aunque hay 100,000 habitantes negros menos que antes de Katrina. Muchos eran incapaces de imaginar un desastre mayor, pero entonces llegó el coronavirus. Los datos revelan que la mortalidad es mayor entre los negros —como sucede en todo el país—, que además tienen menor capacidad de recuperarse económicamente.
Pocas semanas después de Katrina, el esposo de Duplessis, Barrett, pudo regresar a su trabajo de mecánico de mantenimiento del Hotel Sheraton. Ahora está desempleado desde hace casi seis meses. Recurren a los bancos de alimentos, el seguro por discapacidad y sus ahorros para poder vivir.
Ella contrajo el virus en marzo y pasó siete días en el hospital. La lista de conocidos que han muerto de COVID-19 se alarga: primero una cuñada y luego dos amigas íntimas.
“Cada noche cuando me voy a dormir, me digo, ‘¿seguirá así para siempre?’”, dijo Duplessis. “No sabemos cuánto tiempo seguirá”.
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Muertes por COVID
La gente de raza negra constituye el 60% de la población de Nueva Orleans, pero es el 77% de los muertos de coronavirus hasta junio, de acuerdo con el instituto de investigaciones locales The Data Center. Esto se debe, entre otros factores, a que los afroestadounidenses tienen mayor tendencia a vivir en unidades familiares multigeneracionales —donde el aislamiento es difícil— y a que muchos realizan trabajos esenciales que los ponen en contacto con gente infectada.
“Mi cálculo es que la crisis sanitaria y económica del COVID será más grave para la población negra de Nueva Orleans de lo que fue Katrina en términos de trauma personal, impacto económico y posiblemente el número de muertes”, dijo Allison Plyer, de The Data Center.
Para Doreen Ketchens, las consecuencias económicas de la pandemia son mucho más graves que las de Katrina. Cuando no recorre el mundo dando conciertos de clarinete, toca en el Barrio Francés con su esposo (sousáfono) y su hija (batería). Después de Katrina podía dar conciertos por todo el país, cosa que no sucede ahora. Un calendario atestado se ha reducido a nada.
A su alrededor ve las disparidades raciales del virus. En un sólo día perdió a su hermano y un maestro. Lo que más la enfurece es que “sólo es grave si eres negro o moreno”, dijo.