En el Medio Oriente, hasta los brotes de virus se tiñen de política.
El coronavirus ha matado a 26 personas en Irán, el saldo más alto fuera de China. Muchos de los más de 240 casos en la región están vinculados con Irán, incluyendo decenas en Kuwait y Bahréin, seis en Irak y dos en el Líbano.
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La crisis ha centrado la atención en Teherán, y los rivales tradicionales de Irán han aprovechado la crisis para despotricar contra el régimen teocrático y acusarlo de manejar torpemente la situación.
A diferencia de Europa, donde los países mantuvieron sus fronteras abiertas pese a la aparición de varios casos en Italia, los vecinos de Irán han cortado sus vínculos con el país, ya sea cerrando sus fronteras o suspendiendo los viajes aéreos y el turismo. En una medida extraordinaria que refleja la intensidad de los temores en la región, Arabia Saudí prohibió la entrada de peregrinos a La Meca.
A medida que se extiende la epidemia, aumentan las denuncias contra Irán. Sin embargo, son denuncias que provienen de sabidos rivales del régimen iraní y que están moldeadas por la política regional.
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En los países del Golfo Pérsico, donde reina una animosidad hacia Irán, los medios de prensa financiados por los saudíes se apresuraron en culpar a los gobernantes de Teherán.
“Algo está podrido en el estado de Persia: la República Islámica de Irán está perpetrando un colosal encubrimiento de la epidemia del coronavirus que podría hundir en la miseria a millones de personas”, escribió Mohammed Alyahya, editor del diario Al-Arabiya, basado en Dubái.
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Añadió: “Este no es gobierno al que hay que creerle, ni siquiera cuando hay vidas humanas en peligro”.
Un diario en Dubái publicó en su titular de primera plana, equivocadamente, que todos los casos del coronavirus en la región provienen de Irán. Ello sería conveniente para los Emiratos Árabes Unidos, una federación de siete feudos, entre ellos Dubái, cuyos 13 casos del coronavirus provienen de China.
Los EAU han proyectado la bandera china sobre la fachada del edificio más alto del mundo y ha garantizado que continuarán los vuelos de las aerolíneas Etihad y Emirates a Beijing a pesar de que otras líneas aéreas han dejado de volar al país asiático. Ello se debe en parte a la esperanza de que el turismo y las inversiones procedentes de China sigan apuntalando la economía.
Culpar a Irán de la crisis aumenta el aislamiento de Irán y coincide con el apoyo de los EAU y de Arabia Saudí a la política estadounidense de ejercer presión sobre Irán.
En países como Irak y el Líbano, donde la opinión pública está dividida entre partidarios y detractores de Irán, la reacción ha sido predecible. Los que apoyan a Irán y a su grupo aliado Hezbollah se mantienen callados, mientras que los opositores acusan a Irán de ser responsable por la llegada del virus al país.