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Coronavirus: Li Wenliang, el médico que irritó al gobierno chino

Era un oftalmólogo de 34 años y falleció en el Hospital Central de Wuhan, donde laboraba

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BEIJING — El médico que fue apercibido por el gobierno chino por hablar libremente del virus que está causando estragos, anteponiendo la seguridad pública a la política, falleció en la madrugada del viernes, probablemente tras contraer el coronavirus contra el que luchaba.

El doctor Li Wenliang pasó a ser el rostro del malestar con los controles del Partido Comunista sobre la información y de las quejas de que las autoridades mienten o no dicen toda la verdad acerca de brotes de enfermedades, derrames de sustancias químicas, productos peligrosos o fraudes financieros.

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Era un oftalmólogo de 34 años y falleció en el Hospital Central de Wuhan, donde trabajaba. Probablemente contrajo el virus mientras trataba pacientes en los comienzos del brote.

“Un héroe que difundió información sobre la epidemia de Wuhan en sus comienzos, el doctor Li Wenliang es inmortal”, dijo el principal científico del Centro para el Control de Enfermedades de China Zeng Guang en el servicio de microblogs Sina Weibo.

La policía apercibió en diciembre a ocho médicos, incluido Li, por hablarles a sus amigos en las redes sociales acerca del brote. El tribunal supremo chino posteriormente criticó a la policía, pero al mismo tiempo el PC acentuó su control de la información relacionada con el virus.

Los usuarios de Weibo dejaron cientos de miles de mensajes debajo del último post de Li.

Un post de una compañera de Li, una enfermera de la sala de emergencias, dijo que el clima helado de Wuhan era “tan gris como mi estado de ánimo”.

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Otros culparon a las autoridades chinas por las muertes, no a los animales que originan el virus, y dijeron que quienes le complicaron la vida a Li deben ser castigados. Los comentarios más fuertes fueron eliminados prestamente por los censores.

El PC ha enfrentado cuestionamientos similares y denuncias de un mal manejo de las crisis derivadas de otros desastres, incluidos un brote de SARS en el 2003, un derrame de sustancias químicas en el 2005 que contaminó el agua que consumen millones de personas en el nordeste del país, la venta de leche contaminada que enfermó a miles de niños y el derrumbe de empresas financieras privadas tras la crisis mundial del 2008.

En todos los casos, las autoridades fueron acusadas de tratar de ocultar o de demorar la información que el público necesitaba para tomar medidas para protegerse.

El partido generalmente responde permitiendo que el público se desahogue por un tiempo, para luego reanudar los controles sobre los medios de prensa y la internet para contener las críticas. Quienes insisten pueden ser encarcelados, acusados de diseminar rumores o de causar problemas.

En las calles de Beijing la gente expresaba pesar y decía que había que aprender de Li.

“Era una persona muy linda, pero no pudo salir adelante”, se lamentó Ning Yanqing. “Los que quedan no se animan a hablar. De hecho, no sé qué decir”.

Algunos comentarios en las redes dejan entrever que hay un malestar con el PC y con el presidente Xi Jinping, que ha acentuado su control sobre la sociedad desde que asumió en el 2012.

El líder más fuerte que tiene China desde al menos la década de 1980, Xi cambió la constitución y eliminó el límite de dos mandatos, dejando abierta la posibilidad de ser presidente de por vida.

Las autoridades de Wuhan fueron acusadas de decirles a los médicos que no hablasen del virus para no empañar la sesión anual de un órgano legislativo local.

Cuando el virus se esparcía, se les dijo que borrasen sus comentarios en las redes sociales en los que pedían donaciones de artículos médicos. Esto motivó quejas de que a las autoridades les importaba más su imagen que la seguridad de la gente.

Li fue detenido por la policía después de alertar acerca del virus a un grupo de excompañeros de estudios en las redes sociales.

Este llamado de atención fue inusual en vista de que Li es un médico, un sector que es visto por muchos como héroes que trabajan mucho y cobran poco, y que constituyen la primera línea de defensa contra las enfermedades nuevas.

“Actuó con responsabilidad social”, dijo Cai Lin, residente de Beijing. “Es honesto y leal. Toda la sociedad debería reflexionar acerca de esto”.

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