En medio de la emoción que viven los universitarios con su primer día de clases cada año, esta vez se cuela una sensación de estrés y ansiedad al tener que enfrentarse al semestre más caro de la historia de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Así se expresaron varios estudiantes del Recinto de Río Piedras —la mayoría en su último año académico—, que contaron a Metro cómo se han visto afectados con el aumento de matrícula que impuso la Junta de Control Fiscal, la cual colocó el precio del crédito de $56 a $115 a nivel subgraduado y a $175 a nivel graduado.
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“No es solamente el factor de que aumentó la matrícula, sino el resto de los estresores que hay en toda la universidad”, Deborah Trinidad, estudiante
“He empezado a trabajar porque yo dependía de la beca para pagar mi hospedaje, ahora solo me sobran $130.35 de este semestre, y es difícil, porque tengo que pagar el hospedaje, la gasolina, más el Autoexpreso, la comida, los libros y todas estas cosas, y yo dependía de la beca para eso. A mí se me está haciendo difícil y no me quiero imaginar de compañeros que tienen dos trabajos para pagar las otras cosas”, planteó Lissette Mejías Rivera, estudiante de quinto año en Psicología.
La universitaria de Psicología y Cooperativismo, Deborah Trinidad, catalogó la situación económica de los universitarios como “horrible” al destacar que “también conseguí trabajo y voy a ver si busco un segundo ingreso por mi cuenta. Son muchos gastos y vivo lejos”. De hecho, destacó que tiene amistades que pasan hambre, inclusive, antes del aumento de matrícula.
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La realidad económica afecta a los universitarios no solo en sus gastos, sino en el tiempo con sus familiares. Trinidad detalló que si conduce hasta Arecibo en el fin de semana, tan solo en el viaje gasta $30 entre gasolina y peajes. “Así que no puedo bajar todos los fines de semana a mi casa, son 30, 30, 30; es mucho dinero”, contó.
Mientras, Yetzaida Márquez, de la Facultad de Sociales, precisó que ve a su familia menos de dos veces al mes, ya que con el trabajo y la universidad se ve obligada a quedarse en la zona metropolitana. “A pesar de que tengo un sobrante mejor que otras personas de la beca, sigo trabajando y la gente piensa que uno como universitario no hace tantos sacrificios, pero uno sí hace, porque en la semana trabajo y estudio, y veo a mi familia cada dos meses por decirlo así”, comentó.
Datos de matrícula en el recinto
• 11,448 estudiantes subgraduados
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• 3,111 estudiantes de nivel graduado
• Solo 7,471 reciben beca pell
• 2,420 son estudiante de nuevo ingreso a la institución.
• Las facultad que más alumnos de nuevo ingreso recibió fue Ciencias Naturales, con 560.
• El 45 % proviene de escuelas públicas; el 53 %, de escuelas privadas; 28 son de Estados Unidos; 9, de homeschooling; y 3, de Venezuela, República Dominicana y Honduras.
El estudiante de Ciencias Políticas en Relaciones Internacionales, Esteban Martínez, planteó que está en búsqueda de empleo, “algo que no he tenido que hacer en todos los años de universidad”, pero ya el dinero no le da para cubrir sus gastos.
“No recibo beca, así que es una desventaja mía. Viajo todos los días de aquí a Toa Alta, así que tengo que coger el expreso y son más gastos. Mi familia es la que se ha visto apretada porque son los que me pagan la universidad. Han tenido que hacer muchos arreglos”, narró el estudiante.
Por su parte, una estudiante de primer año, cuyo nombre no será revelado por ser menor de edad, señaló que también se ha visto afectada. “Uno tiene que estar cuidando bien su dinero, hacer budgets, ver la forma de traer comida, comérsela aquí para no comprar, buscar alternativas a los libros. Sé que hay muchos de otros años que se dieron de baja”, manifestó la joven que estudia Biología en el recinto.
Entretanto, los universitarios señalaron que, además, existe la ansiedad de saber qué pasará con la institución, ya que se esperan más recortes. “Estoy un poco preocupada con los recortes que han ocurrido en la Universidad. No sé cómo eso va a afectar, en general, todas las clases”, explicó Mejías Rivera.
Según una comunicación oficial del recinto, ayer comenzaron 11,448 alumnos a nivel subgraduado y 3,111 a nivel graduado, con 7,471 acogidos a pago con beca. El total de estudiantes de nuevo ingreso alcanzó la suma de 2,420, de los cuales 1,489 son mujeres, y 931 son varones. “Continuaremos priorizando nuestro credo de Universidad Abierta, así como el desarrollo de diversas estrategias para la identificación y obtención de fuentes externas de recursos como la manera fundamental de asegurar nuestra operación y cumplir con los criterios establecidos por las entidades acreditadoras que validan nuestras ofertas académicas”, dijo el rector interino riopedrense Luis A. Ferrao.
Preocupados por la seguridad de Río Piedras
Los alumnos de quinto año entrevistados por Metro declararon que uno de los temas neurálgicos es la seguridad camino a los hospedajes en los alrededores. “Caminar por Río Piedras no es cosa fácil. Para las muchachas y los muchachos, pero más las muchachas, salir por la noche de las clases y caminar al hospedaje no es cool. Tener gente rara mirándote es fuerte”, expresó Trinidad.
Mientras, Mejías Rivera denunció que “la Policía no responde, porque nosotras tuvimos un incidente donde un señor se comenzó a masturbar al frente de nosotras. Llamamos a la Policía y fue una mujer la que nos respondió, nos dijo que como no nos tocó, no pueden hacer nada”.
“Vivir en Río Piedras no es fácil, que uno no puede ni caminar tranquila por la calle”, agregó Trinidad. Como medidas alternativas de seguridad han optado por andar en grupo, comprar gas pimienta, llamar a amistades para que se queden en línea mientras caminan.
Llamado de alerta a la salud mental
Ante todas las situaciones que aquejan a los universitarios, estos llamaron la atención sobre la sobrecarga que sienten los jóvenes, lo que podría afectar su salud y entorno. “La salud mental es importante y el estrés, ansiedad, son cosas que no toman en consideración. Nos suben los créditos. Tenemos que limitarnos más. Tenemos que dejar cosas que nos gustaba hacer, y entonces empieza a haber personas que tienen muchos problemas de estrés”, explicó Mejías Rivera. Sostuvo que, además, se presenta un estudiantado con ambientes hostiles, de menor rendimiento académico y enfermos.
Sobre esto, el joven Martínez destacó que, “a veces, con todo lo que está pasando en Puerto Rico y en la universidad, porque estamos bien conscientes con lo que está pasando en el país, nos estresamos demasiado. Y, a veces, por eso, hasta janguear es necesario para liberar el estrés. Y los estudiantes, algunos, no tienen ni para eso. Se tienen que quedar en sus casas”.