El Museo Nacional de Historia Estadounidense del Instituto Smithsonian recibió el frasco que portó la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 aplicada en Estados Unidos, como parte de sus planes para documentar la pandemia mundial y “este período extraordinario que atravesábamos”.
La nueva adquisición, junto con otros materiales relacionados con esa primera dosis de vacuna, fue anunciada el martes por el museo al cumplirse próximamente el primer aniversario de la pandemia. A los periodistas de The Associated Press se les dio una presentación exclusiva de los objetos recién obtenidos, que incluyen frascos, equipo de envío especial y los uniformes médicos y la placa de identificación de la enfermera de la ciudad de Nueva York que fue la primera receptora de la vacuna contra el coronavirus en Estados Unidos.
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“Queríamos objetos que contaran la historia completa”, dijo la directora del museo, Anthea M. Hartig. “Todo, desde el frotante hasta la unidad de congelación que envió las vacunas”.
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Aunque hay una gran cantidad de aniversarios relacionados con el coronavirus, el museo eligió recordar el jueves 11 de marzo, el día del año pasado en el que la Organización Mundial de la Salud declaró una pandemia mundial. Esa fue también la semana en la que gran parte de la vida estadounidense comenzó un confinamiento luego de que el virus comenzó a invadir oficinas, hogares y eventos deportivos.
“Nuestro mandato más amplio era documentar este período extraordinario por el que atravesábamos”, dijo Diane Wendt, curadora del departamento de Ciencia y Medicina del museo. “En particular, teníamos el ojo puesto en el desarrollo de vacunas desde el principio”.
La primera dosis de vacuna en Estados Unidos fue aplicada el 14 de diciembre de 2020 por la firma Northwell Health, un proveedor de salud con sede en Nueva York, a la enfermera de cuidados intensivos Sandra Lindsay. Northwell hizo la donación al museo, que incluye los frascos originales de Pfizer, así como el contenedor de envío especializado, aproximadamente del tamaño de la nevera de una habitación de hotel, que entregaría las dosis súper frías de Pfizer empaquetadas en hielo seco.
“Nuestros curadores estaban particularmente interesados en el proceso y el empaque”, dijo la portavoz del museo Melinda Machado. “La historia de la vacuna no es sólo lo que va en tu brazo”.