El paso del huracán María el pasado año también hizo tambalear a las instituciones hospitalarias del país, que a pesar de que contaban con planes de emergencia, tuvieron que improvisar ante la catástrofe que provocó el fenómeno atmosférico en Puerto Rico.
Más allá de los daños estructurales que sufrieron algunas de las instalaciones a través de la isla, la vulnerabilidad del sistema de energía eléctrica y el de telecomunicaciones planteó un verdadero reto para los hospitales y su funcionamiento. En el centro de todo el caos: el bienestar del paciente.
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“María fue un evento único”, afirmó el presidente de la Asociación de Hospitales, Jaime Plá, en entrevista con Metro. Pero a partir de esa experiencia, aseguró Plá, los hospitales “están mejor preparados porque han tomado las precauciones. De lo que nos pasó, han aprendido de esas lecciones y se han preparado mejor”.
Para la red de hospitales afiliados de Metro Pavía Health System (MPHS), que cuenta con doce instituciones hospitalarias a través de la Isla, uno de los retos mayores fue la comunicación entre los propios hospitales, luego de que colapsara el sistema de telecomunicaciones en prácticamente todo el país. Sobre ese particular, la VP de mercadeo y portavoz ejecutiva de MPHS, Ada Soto Marengo, indicó que la red trabajó en programas de intercomunicación por radio y aumentaron la cantidad de teléfonos por satélite.
Respecto al hospital Metropolitano de la Montaña en Utuado, que sufrió inundaciones durante el paso de María, Soto indicó que “se trabajó con unos muros de contención” para evitar que las escorrentías de aguas entren al espacio de la instalación hospitalaria. Sobre daños estructurales, MPHS reforzó las instalaciones de las dos instituciones afectadas, Metro Pavía Arecibo y el hospital Metropolitano Dr. Susoni, en el mismo municipio.
“También están contando (los hospitales) con que la respuesta del Gobierno sea mucho mejor”, afirmó Jaime Plá, presidente de la Asociación de Hospitales.
“En el caso del Metropolitano Dr. Susoni, se reforzaron las ventanas expuestas al mar y se añadió un tercer generador”, indicó Soto. “En caso de que un hospital no pudiera tener un servicio disponible, tenemos la ventaja con los otros hospitales, porque tenemos una red que fortalece y da apoyo, de modo que los pacientes podrían ser transferidos de un hospital a otro sin ninguna situación y sin que se le afectara el servicio”, añadió.
Para atender la situación de la electricidad, varios hospitales han reforzado sus sistemas de energía con nuevos generadores y han acondicionado los que ya tenían, en busca de prevenir fallas que interrumpan el servicio a los pacientes.
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En el caso de los hospitales HIMA San Pablo —que cuenta con cinco instituciones hospitalarias— el aspecto de la comunicación también representó el mayor inconveniente. Como parte de las lecciones aprendidas, los hospitales HIMA también han trabajado en vías alternas de comunicación a través de alianzas con radioaficionados , explicó Heidi L. Rodríguez Benítez, vicepresidenta ejecutiva de los hospitales.
“Eso lo hicimos durante el huracán, pero no lo teníamos desde antes, o sea, que eso es algo que vamos a tener ya desde el primer día (de la nueva temporada)”, explicó, al tiempo que dijo que también trabajaron en servicios de texto por radio, además de las llamadas con señal satelital.
El colapso del sistema de comunicación a través de la isla no afectó solamente la comunicación entre los hospitales de un solo grupo, sino que fue un reto también al momento de recibir traslados de pacientes de otras facilidades hospitalarias.
“Si ese paciente no venía con la información completa, con un récord completo, era un poco difícil recibirlo y poderlo atender rápidamente”, dijo. Aun así, los hospitales HIMA también continuaron ofreciendo servicios y recibiendo pacientes. El censo de pacientes admitidos en el hospital HIMA en Caguas se duplicó: de 271 pacientes en promedio por día, se disparó a 600 la primera noche posterior al huracán.
“Lo que el huracán nos confirmó es que los hospitales no funcionan en el pasillo. Tenemos que estar conscientes de las necesidades de nuestras comunidades, tenemos que fortalecer y formalizar las alianzas que hemos hecho durante este periodo, no solamente con todos los elementos de la industria de la salud, sino también con líderes comunitarios, para poder evaluar y atender a los pacientes más vulnerables en las comunidades alrededor de cada uno de nuestros hospitales”, expresó la también asesora legal general.
Otras instituciones hospitalarias, como el Centro Médico de Puerto Rico, Doctors’ Center Hospital Manatí, Mayagüez y Manatí Medical Center, así como el hospital Auxilio Mutuo, no habían presentado, al cierre de esta edición, ningún plan de cara a la temporada de huracanes que comienza hoy, pese a que se solicitó la información en beneficio de los pacientes y su bienestar al acudir a una de estas instituciones en medio de una emergencia.
Esperan mejor respuesta del Gobierno
El presidente de la Asociación de Hospitales sostuvo que, de cara a la nueva temporada de huracanes que comienza hoy, esperan, además, una mejor respuesta por parte del Gobierno de Puerto Rico en asuntos críticos, como el manejo de fallecidos y la coordinación de ambulancias. Mencionó, por ejemplo, poder contar con que el Departamento de Salud tenga espacios disponibles si fuera necesario mantener cadáveres congelados por un tiempo prolongado.
“En estos días, pretendemos reunirnos con el secretario de Salud (Rafael Rodríguez) para hablar esos mismos temas”, indicó Plá.
También señaló que “necesitamos que las instalaciones que el Gobierno pueda tener como refugios estén preparadas para poder transferir pacientes que no son pacientes, sino que fueron al hospital como refugio”.
En esa misma línea, de cara a la nueva temporada la vicepresidenta de los Hospitales HIMA, enfatizó que “esa es una de las mayores preocupaciones que todavía persiste para los hospitales, que tenemos que asegurarnos que el Gobierno provea para esas personas”. De acuerdo a Rodríguez Benítez, hasta los HIMA llegaron –por ejemplo– personas que son dependientes de oxígeno de ventiladores, que tienen una cubierta salud y tratamiento en sus propias casas, “pero ese plan requiere acceso a oxígeno o ventiladores y cuando se fue la luz eléctrica y las baterías se van agotando, no tenían otra fuente de energía, fueron llegando a los hospitales y esa es una experiencia compartida con los demás hospitales”. Esos grupos de personas fueron llamados “refugiados médicos”.
Según la ejecutiva, si la salud del paciente estaba comprometida se admitía al hospital y el plan médico cubría los gastos, pero otras personas recibieron el servicio de ventilador y oxígeno “sin que al día se identifique una fuente de repago”.
“Son personas que lo que están buscando es refugio, pero tiene una necesidad médica que los refugios del Gobierno no podían satisfacer, así que llegaban a los hospitales”, explicó Rodríguez Benítez.
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