Fue en una entrevista en el programa “The Jess Cagle Show” que el actor estadounidense James Franco decidió afrontar las variadas denuncias que alumnas suyas en una escuela de teatro realizaron, hace cerca de cuatro años, de conducta sexual inapropiada.
Luego de acordar el pago de más de dos millones de dólares a sus demandantes, en un acuerdo extrajudicial, el actor norteamericano reconoció los abusos reiterados en contras de las mujeres y además aportó datos respecto de sus adicciones, entre ellas la sexual y el alcoholismo.
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La confesión de Franco
“Durante mi tiempo de enseñanza, me acosté con estudiantes, y eso estuvo mal. Pero como he dicho, no es la razón por la que fundé la escuela (de cine)”, explicó Franco, quien negó que sus abusos fueran parte de “un plan maestro de mi parte”.
“Nunca debió haber pasado (…) supongo que en ese momento, mi pensamiento era si era consensuado, estaba bien (…) no quería lastimar a nadie”, reveló el actor, quien además reconoció que su adicción al sexo llegó como consecuencia de su abstinencia alcohólica.
“Es una droga tan poderosa. Me enganchó durante más de 20 años. La parte maliciosa es que me mantuve sobrio del alcohol durante ese tiempo y fui a reuniones. Incluso intenté apadrinar a otras personas. Así que en mi cabeza era como si estuviera viviendo una vida espiritual”, dijo.
Las acusaciones en contra del intérprete estadounidense alcanzaron su mayor resonancia mediática en 2019, cuando Sarah Tither-Kaplan y Toni Gaal dieran a conocer una demanda en la que testificaron que el actor las había obligado a ellas y otras estudiantes de actuación de Studio 4 (escuela que creó Franco) a filmar escenas de actos sexuales explícitos, en donde Franco fue acusado de “sexualizar su poder y fama dando la oportunidad a aspirantes a actores de empleo en cine y televisión a cambio de desnudez explícita, sexo y, como él mismo expresó, ‘empujar los límites’”.