Una escuela en Wisconsin construyó una nueva cancha de fútbol americano, una en Iowa remodeló su gimnasio y otra en Kentucky está reparando su pista de atletismo.
Lo que tienen en común es que todas usaron fondos entregados por el gobierno federal para compensar por los daños económicos causados por la pandemia del coronavirus, un total de 123.000 millones de dólares.
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Una investigación de la AP halló que, debido a que no hay restricciones en cuanto al uso de dicha asistencia, muchas escuelas están usando el dinero para proyectos deportivos que antes no podían pagar.
Hay quienes critican las decisiones, señalando que la idea era usar el dinero para ayudar a los alumnos tras meses de aprendizaje a distancia. Las escuelas responden que el dinero está siendo usado para mejorar la salud mental y física de los jóvenes, parte del objetivo buscado por el dinero.
El representante demócrata Bobby Scott, miembro del comité de asuntos educativos de la cámara baja, sostiene que el dinero no debe ser usado para fines deportivos, cuando la intención era usarlo para fines académicos.
“El objetivo era muy claro: ayudar a las escuelas a reanudar las clases con las medidas sanitarias apropiadas y ayudar a los alumnos a actualizarse después de tener que tomar clases a distancia”, expresó Scott. “Son recursos destinados para fines específicos que buscaban compensar por el hecho de que muchos niños no aprendieron mucho durante casi un año”.
En algunas partes del país, compañías de artículos y servicios deportivos reportan una gran cantidad de pedidos de escuelas ávidas por gastar el dinero recibido como compensación por la crisis sanitaria. Algunas empresas incluso han llamado a las escuelas para sugerirles mejoras y remodelaciones.
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Es imposible saber exactamente cuántas escuelas están usando los fondos federales para fines deportivos. Los distritos escolares tienen la obligación de reportar sus gastos al gobierno estatal, pero algunos están usando fondos propios para los proyectos deportivos y luego reemplazándolos con los subsidios federales, un truco que les permite esquivar el control estatal.
Los fondos fueron parte del paquete de rescate económico aprobado en marzo por el presidente Joe Biden, y que benefició particularmente a planteles educativos en zonas de bajos recursos.
Las escuelas gozan de cierta flexibilidad en cuanto a cómo usar esos fondos, pero tienen que usarlos en un espacio de tres años, por lo cual algunas de ellas están apurándose para concretar proyectos.
Por ejemplo cuando una escuela en Whitewater, Wisconsin, se enteró que recibiría 2 millones de dólares, decidió usar los fondos para cubrir el presupuesto actual, con lo que le quedaron 1,6 millones para construir nuevas canchas de fútbol americano, beisbol y softball.
Las autoridades locales argumentan que era necesario usar esos fondos para reemplazar instalaciones vulnerables a inundaciones.
Dos miembros de la junta escolar objetaron la decisión, quejándose de que sólo 400.000 dólares irían a ayudar al aprendizaje de los estudiantes, el mínimo requerido para cumplir con el requisito de usar por lo menos 20% para ese fin.
La junta escolar aprobó el plan y la comunidad celebró la inauguración de la nueva cancha de fútbol americano en septiembre. La superintendente del distrito escolar, Caroline Pate-Hefty, se negó a comentar al respecto.
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Entretanto en Roland-Story, Iowa, nadie objetó cuando el distrito aprobó en mayo usar 100.000 dólares del paquete de rescate para remodelar la sala de pesas del gimnasio local.
El superintendente Matt Patton aseguró que se trató de “una importante mejora en las condiciones de salud e integridad física de los alumnos” ya que las nuevas instalaciones son más fáciles de desinfectar. Afirmó que el resto del subsidio fue a programas de asistencia psicológica para los alumnos, a contratar maestros de educación especial y a programas educativos de verano.
Por su parte el distrito escolar de East Lyme, Connecticut, aprobó usar los fondos federales para cubrir sus costos operativos, dejando 175.000 dólares para remodelar una cancha de beisbol que tenía un sistema desagüe defectuoso.
En septiembre el condado Pulaski en Kentucky designó 1 millón de dólares de la ayuda pandémica para instalar nuevas pistas de atletismo.
Activistas en temas educativos opinan que el uso que estas escuelas le están dando a los fondos de rescate revela fallas a todo nivel del gobierno.
Las autoridades federales no impusieron lineamientos estrictos para el uso de ese dinero y las estatales no supervisaron debidamente los presupuestos, denunció Terra Wallin, directora de la agrupación Education Trust. Wallin además cuestiona que el destino que esos distritos le han dado a los fondos realmente redunde en el beneficio de los alumnos.
Wallin sostuvo que el departamento de Educación a nivel federal debería emitir nuevos lineamientos e intervenir si otro distrito decide reorientar ese dinero.
En un comunicado, el Departamento de Educación enfatizó que los distritos escolares saben que el dinero debe usarse para gastos “necesarios y razonables” como parte de la respuesta a la pandemia. Añadió que hay “gran evidencia” de que muchos distritos están usando los fondos para implementar medidas sanitarias, aumentar el acceso a vacunas y a las pruebas, y a mejorar los sistemas de ventilación.
“Seguimos alentando enfáticamente a cada distrito a usar estos fondos para resolver estos problemas, usando nuestro instructivo y ofreciendo lineamientos sobre cómo usar esos fondos”, señaló el Departamento.
Hasta hora, no ha habido mucha resistencia de los gobiernos estatales a los planes de sus distritos escolares. En agosto en Illinois las autoridades bloquearon el plan de una escuela de usar fondos federales para construir una cancha de fútbol americano. Pero otros estados insisten en que no es su lugar decirles a las escuelas cómo gastar el dinero.
El departamento educativo del estado de Iowa, por ejemplo aprobó la remodelación de la sala de pesas del gimnasio en Roland-Story, afirmando que los lineamientos federales permiten “gastos para mejorar equipos de propósitos especiales”.
Entretanto, las compañías de equipos deportivos están lucrando.
Chad May, CEO de Commercial Fitness Equipment en Eugene, Oregon, dice que le están saliendo, en promedio, cinco proyectos escolares nuevos por semana. Hasta ahora, dice, su compañía ha ganado 25 millones de dólares en remodelaciones de salas de pesas con dinero pandémico.
Otra sala de pesas está siendo remodelada en Story City, Iowa. Allí el proyecto lo está haciendo Push Pedal Pull, una compañía basada en Dakota del Norte que cuenta con planes similares en Iowa y Nebraska.
Luke Reiland, representante de esa compañía en Ames, Iowa, afirma que ha estado llamando a las escuelas para avisarles que sí pueden usar el dinero pandémico para fines deportivos.
“Creo que muchas escuelas están tratando de usar ese dinero para mejorar una cantidad de cosas, y yo simplemente estoy tratando de ganarme lo que me toca”, aseveró Reiland.