José Berríos no tiene el físico ni el porte de un pítcher apabullante.
De hecho, ni siquiera quería ser lanzador hasta que su agente lo convenció de que esa era su mejor opción de llegar a las mayores. Se decidió por esa posición cinco meses antes de ser seleccionado en 32do lugar por los Mellizos de Minnesota en el 2012.
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“De niño, no quería ser pítcher”, dijo Berríos el viernes. “Me gustaban correr por los jardines, el campo corto, la segunda base…”.
Cuando se decidió por el montículo, el puertorriqueño empezó a ver videos de YouTube para aprender de algunos de los mejores.
“Veía videos de Justin Verlander, de José Fernández”, dijo Berríos, que todavía vivía en Puerto Rico.
Luego vio a otros, incluidos Max Scherzer y Jacob deGrom.
Aprendió rápido. Debutó en las grandes ligas en mayo del 2017 y los dos últimos años estuvo en el Juego de Estrellas. El serpentinero con cara de niño es hoy el astro que ayudó a que el año pasado los Mellizos ganasen su división por primera vez en diez años.
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“Me esforcé mucho los últimos seis, siete años para estar aquí”, manifestó el abridor de 25 años. “Ahora que me va bien, quiero seguir haciendo lo que venía haciendo y ser más sólido con mi repertorio. Eso me motiva para ser mejor cada día”.
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Berríos tuvo marca de 14-8 con efectividad de 3.68 la temporada pasada y encabezó una rotación que se benefició de la formidable producción ofensiva del equipo, que pegó 307 jonrones, nuevo récord para las mayores. Este año los Mellizos quieren tener un desempeño similar, si no mejor.
“No lo veo como una carga”, aseguró. “Sino más bien como una motivación. Sé que mucha gente me está mirando y quieren seguirme”.
