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Opinión: A casi un año de María

Lea la opinión de la periodista Mariliana Torres

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¿Dónde está usted a casi un año de María? La contestación varía, pero depende de las circunstancias individuales, que incluyen dinero, trabajo y calidad de vida. Muchos de mis vecinos se han ido; otros han llegado para hacer fortuna. Mientras Puerto Rico llora y desespera, hay personas que tienen oportunidades reales en la devastada economía isleña.

En términos periodísticos, ha sido un año muy difícil para la supervivencia comercial de la información, la venta de ejemplares y periódicos y la incorporación y el mejoramiento de la red digital. Podemos decir que todos somos supervivientes y hemos demostrado la importancia, más que nunca, de la prensa en las sociedades mancilladas.

Gracias a la prensa local e internacional se ha llamado la atención de los problemas apremiantes luego de la devastación. Sobre todo, las personas han podido exteriorizar la indignación por el trato inhumano y humillante recibido en la visita al país del presidente Trump. El que diga que le gustó la imagen del magnate arrojando rollos de papel no se respeta a sí mismo. Precisamente, gracias a la prensa, el mundo se enteró de sus ejecutorias en la visita y la divulgación preliminar de una ínfima cifra de fallecidos. La situación desesperante de carencia alimentaria, de energía eléctrica, de agua y de las telecomunicaciones agudizó y empeoró el estado de ánimo de las personas. Lo peor fue que provocó inmovilización para encaminar la recuperación. La presión pública divulgada a través de la prensa ha sido indispensable para lograr que el Gobierno estadounidense y el local atiendan la situación.

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Sin lugar a dudas, necesitamos ayuda, y el Gobierno de Puerto Rico lo sabe. A estas alturas no estamos al 100 por ciento. Nada mas conduzca de Mayagüez a San Juan, y si su carro sobrevive a los hoyos, me hace saber. No hay dinero para arreglar las vías públicas. El pueblo no tiene dinero y las aseguradoras no pagan. La transformación que se ha logrado se debe, nuevamente, a la publicación de información sobre las pésimas condiciones en que se encuentra tal comunidad.

Las investigaciones realizadas por diversos medios de comunicación, así como universidades locales y estadounidenses constataron las sospechas de que son miles las víctimas de la catástrofe, que hubo negligencia gubernamental y se continúa negando la responsabilidad. Las empresas de telecomunicaciones tienen la oportunidad de mejorar su imagen y marca para tratar de garantizarle mejor servicio, pues el colapso de los sistemas de telecomunicaciones dejó un mal sabor en los clientes que pagan cantidades altas por un servicio ineficiente. Me parece que los periodistas aprendieron que no se deben conformar con datos gubernamentales que no pueden corroborar, que deben ser más incisivos, preguntar sin temor y convencer a los patronos cuán importantes son las investigaciones periodísticas. Los periodistas constataron que hay que estar preparados en todos los escenarios posibles. Los medios de comunicación que necesitan de la tecnología para transmitir información en directo aprendieron que no pueden bajar la guardia si quieren competir con medios anglosajones. Tanto la radio como el periodismo digital demostraron sus fortalezas frente a medios altamente sofisticados y con más dinero. Estamos en una situación vulnerable y en plena temporada alta de huracanes. Espero que todos hallamos aprendido a estar preparados con anticipación. Ya conocido cómo estamos después de la emergencia, aterra conocer por dónde transitan los famosos invest, o sistemas atmosféricos en formación en el Atlántico, que tanto menciona la meteoróloga Ada Monzón por las redes sociales.

Sí hay que destacar la noticia positiva que resurgió después del impacto, pues no ha faltado la mano amiga, el plato de comida, el abrazo, la solidaridad del desconocido, la labor comunitaria desinteresada y el donador anónimo. Qué mucho aprendimos de María y seguimos aprendiendo. Los que nos quedamos queremos reconstruir e informar la verdad por el bien del país. Ojalá así lo entendiera la Junta.

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