Después de unos primeros 100 días que parecieron una carrera de 100 metros enfocada en las prioridades internas, el enfoque del presidente Donald Trump está girando hacia el extranjero, impulsado por una montaña de negociaciones comerciales con otros países, incluida China, y las promesas incumplidas de lograr la paz en Ucrania.
De ninguna manera, Trump ha terminado de atender su agenda doméstica, por medio de la cual está consolidando el poder ejecutivo, persiguiendo a enemigos políticos, alterando la burocracia federal, revirtiendo regulaciones e imponiendo estrictos controles de inmigración. Pero sus asesores más cercanos se han dado cuenta que el vertiginoso inicio del segundo mandato de Trump ha dejado espacio para atender otros aspectos de su agenda política.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha expresado que Trump ha avanzado en sus dos objetivos de asegurar la frontera y estabilizar la economía. A renglón seguido, ha expresado que los próximos 100 días consistirán en acuerdos comerciales, acuerdos de paz y recortes de impuestos.
La confianza extrema de que todo lo que han hecho en estos primeros 100 días ha sido ejecutado efectivamente y que, en los próximos 100, los esfuerzos serán igualmente fructíferos se pondrá a prueba.
Los aranceles de Trump han tensado las relaciones con los aliados. Está cada vez más impaciente con el ritmo de las conversaciones para poner fin a la guerra en Ucrania. Sus planes para reconstruir Gaza se han estancado a medida que continúan los combates entre Israel y Hamas. Ha lanzado una guerra comercial con China. Y amenaza con emprender acciones militares contra Irán si fracasan las conversaciones para limitar el programa nuclear del país.
Está, en cierto sentido, en la fase de disrupción. Ha reformado la estructura de poder a golpe y porrazo. La gente ya no mira a la Cámara de Representantes ni al Senado. Miran exclusivamente al Poder Ejecutivo.
En mayo, el presidente visitará Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, y viajará, a finales de este año, al Reino Unido para una visita de Estado. La semana pasada, Trump aceptó una invitación para reunirse con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en un futuro muy cercano. También, según un asesor de alto rango, espera avanzar en sus ambiciones de expansión territorial, poniendo su mirada en Groenlandia y el Canal de Panamá.
Sin embargo, Trump entra en esta nueva fase con una creciente preocupación de los consumidores y las empresas por los aranceles y la caída de las cifras de aceptación en las encuestas, aunque su posición entre los republicanos se mantiene firme. Los desacuerdos de política interna y los choques de personalidad han comenzado a surgir, y la propensión de Trump a cambiar de posición de un día para otro hace que los demócratas se sientan mejor sobre sus posibilidades de retomar uno o ambos cuerpos legislativos de cara a las elecciones de mitad de término.
Como muchos ciudadanos americanos, sospecho que lo que podemos esperar en esta nueva etapa son 100 días más de caos y confusión. Y a pesar de que el Partido Demócrata está desorientado, dividido, sin una estrategia o un mensaje, pueden ganar una elección de mitad de término simplemente siendo la oposición.
El comercio seguirá dominando la agenda de Trump, tras la decisión del presidente a principios de este mes de imponer aranceles a docenas de países. Una pausa de 90 días en algunos aranceles a todas las naciones, excepto China, abrió la puerta a negociaciones que en las próximas semanas y meses pondrán a prueba la resistencia de un equipo de Trump que intenta lograr victorias para un presidente que dice que su objetivo es reordenar el comercio mundial.
La administración está planificando medidas adicionales para expandir la extracción de minerales críticos utilizados en defensa, energía y otras industrias, según los asesores, en un intento por compensar la dependencia de China y otros países. Trump también ha defendido una serie de inversiones del sector privado en Estados Unidos desde su elección, y la Casa Blanca está planificando anuncios adicionales.
Trump se ha sentido cada vez más frustrado por la falta de progreso para poner fin a la guerra en Ucrania, lo que aumenta la posibilidad de que pueda dejar que los dos países en guerra continúen luchando mientras Estados Unidos se enfoca en otras prioridades como el comercio y las conversaciones nucleares con Irán.
A pesar de los crecientes problemas en el extranjero, gran parte del enfoque de Trump sigue en casa. Funcionarios de la Casa Blanca han adelantado que se espera que el presidente continúe firmando órdenes ejecutivas semanalmente, con un enfoque cada vez mayor en la desregulación. Las próximas órdenes incluyen las dirigidas a las llamadas ciudades santuario.
Las agencias también están trabajando en normas para afianzar las políticas conservadoras, incluida una que facilitaría a las empresas dar al traste con los impedimentos que entienden representa la Ley de Especies en Peligro de Extinción que obstruye o causa demoras en los proyectos de desarrollo de infraestructura. El gobierno también está discutiendo nuevas propuestas de políticas para aumentar la producción farmacéutica en Estados Unidos.
En el Capitolio, la principal prioridad legislativa de Trump está tomando forma y podría convertirse en ley esta primavera o verano. Los republicanos desbloquearon una vía rápida de procedimiento para un proyecto de ley que extendería los recortes de impuestos que expiran, reduciría aún más los impuestos y aumentaría el gasto en seguridad fronteriza y defensa nacional. El dinero para la frontera ayudaría a financiar lo que el gobierno dice que será un esfuerzo más agresivo para deportar a las personas que viven ilegalmente en Estados Unidos, medidas que podrían incluir más redadas en los lugares de trabajo.
Trump ha recaudado millones para su comité de acción política y el Partido Republicano, y está comenzando a repartir apoyos. Pero las posibilidades de triunfo en las elecciones de mitad de término dependerán, en gran medida, en el manejo de la economía por parte de Trump, y los republicanos han advertido que, si los acuerdos comerciales no se logran en el próximo año, y los mercados no cambian el rumbo corriente, enfrentarán vientos políticos en contra.