El panorama electoral para el Partido Popular Democrático (PPD) no es muy distinto al de hace unos meses. Luce complicado para prevalecer en noviembre del 2024. No obstante, muchos pudieran pensar que más complicado lo tenía el Partido Nuevo Progresista (PNP) en las elecciones del 2020 y mantuvieron la gobernación, que es, a fin de cuentas, lo que buscan ganar principalmente.
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Aunque es cierto que el PNP ganó en el 2020, no fue por su fortaleza electoral. En primer lugar, el PPD tuvo una primaria fuerte y la división provocó que miles de populares no votaran en las elecciones generales o que votaran por Juan Dalmau o Alexandra Lúgaro. El partido se dividió internamente y eso se extrapoló externamente.
De igual manera el PNP tuvo una primaria, pero no fue tan intensa como la del PPD. Wanda Vázquez no significaba mucho para los electores estadistas porque nunca se involucró en actividades políticas que la identificaran como una penepé de clavo pasao’ o de trayectoria.
En el PPD Eduardo Bhatia y Carmen Yulín Cruz sí eran figuras con raíces populares y más allá de decir que tenían raíces, llevaban años representando al Partido Popular. Por eso, una molestia de los seguidores de estos habría de tener un efecto más dañino que el que podía tener el de los seguidores de Wanda Vázquez sobre Pedro Pierluisi. El Proyecto Dignidad, con el Dr. César Vázquez, haló 87,379 votos y la mayoría los sacó del PNP, aunque no lo suficiente para hacerlos perder la gobernación.
¿Cuál es el panorama para cada partido principal en los próximos comicios?
• El PPD se avecina a tener una primaria fuerte, igual que en el 2020.
• Tienen a un Juan Dalmau corriendo por el PIP, igual que en el 2020.
• Tienen una alianza casi formal entre PIP y MVC, peor para el PPD que en el 2020.
• Teniendo “control” (nótese las comillas) legislativo, su desempeño ha sido más bélico que productivo, peor que en el 2020 porque no mostraron que pueden gobernar como adultos.
• No han tenido un “verano del ‘19″ que pueda catapultar una posibilidad de triunfo.
En el PNP el panorama, aún con disgustos de la ciudadanía y el elemento de una primaria, creo que está en menos desventaja:
• Tienen una primaria igual de fuerte, cuidado si más, que la del PPD, peor que en el 2020.
• Tienen un Javier Jiménez corriendo para la gobernación por Proyecto Dignidad, peor que en el 2020.
• Tienen el descontento habitual de los electores por la situación del país, igual que en el 2020, y como pasa con todos los gobiernos.
No estoy diciendo que el PNP va a ganar las elecciones, más bien que no veo avance en su principal opositor, aunque es mucho lo que hay que hacer y no se puede arreglar todo en pocos meses.
Esta semana el presidente de la colectividad, Jesús Manuel Ortíz anunció que ya tienen presidente municipal en Guaynabo. No es fácil convencer a un popular que corra en este municipio, o en Bayamón, por ejemplo; como tampoco lo es lograr un buen candidato PNP en Mayagüez. Son pueblos donde se buscan candidatos, se les pone un chaleco repleto de bombas con la promesa de que serán compensados por Alá. Obviamente parte de la tarea de estos candidatos, más allá de ganar una alcaldía es buscar y proteger los votos para la gobernación porque si la ganan, entonces podrán cumplirse las promesas, y si no, pues olvídese de Alá.
Charlie Delgado lo advirtió y tiene toda la razón: si el PPD va a una primaria, sus probabilidades de ganar la gobernación se desvanecen. Todos los que quieren correr lo entienden a la perfección, pero si los intereses personales tienen más peso que el partido, pues nada evitará la primaria.
Podemos pensar que el PNP también va a una primaria fuerte y eso los pone en igualdad a ambos partidos. Es razonable. No obstante, mirando los efectos de las primarias en el PNP durante el 2016 y el 2020, y luego viendo el panorama del PPD con primaria y una unión del PIP-MVC, ¿realmente es el Proyecto Dignidad una amenaza mayor para el PNP que el “junte” para el PPD? En el mundo de las probabilidades, con una primaria popular, el PPD lleva ese saco de probabilidades medio vacío.