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No tengo la más mínima duda de que en esta primaria interna los tres candidatos lo dimos todo. Era de esperarse que lo hiciéramos, ya que, además de nuestra base, el país observaría nuestra posición como líderes en muchos temas. Además, nuestros seguidores nos exigían a diario que tuviéramos con ellos una conversación franca y honesta sin intermediarios. Es por esto que, previo a mi decisión de aspirar a presidir el PPD, me había lanzado a la calle a escucharlos a ustedes y a recibir directamente su sentir de hacia dónde teníamos que dirigirnos como partido.
La agenda del PPD será comenzar a dar los pasos para poner al partido en posición de ganar. Para esto, nos corresponde a todos asumir la responsabilidad de trabajar en una sola dirección. Como he repetido en varias ocasiones, y lo sigo reiterando, un partido fuerte producirá candidaturas fuertes. Sin fuerza no hay victoria.
Es por eso que la unidad de propósito es fundamental si queremos tener un partido listo para derrotar al PNP. Tenemos que ser lo suficientemente maduros para dejar las controversias y diferencias de criterio a un lado y concentrarnos en las coincidencias.
El enfoque tiene que estar dirigido a refundar esas causas por las que el PPD se creó y atemperarlas al Puerto Rico de hoy. El país está harto de que se prometan propuestas dulces al oído, pero basadas en realidades poco sustentables. La nueva generación de políticos tiene una responsabilidad suprema en el intento de ganarnos nuevamente la confianza de la gente. Es por eso que tenemos que hablarle al país con honestidad y sin adornos, pues es a ellos, y solo a ellos, a quienes nos debemos.
Muy pronto la elección del pasado 7 de mayo pasará a la historia, y es entonces cuando comenzaremos a escribir un nuevo capítulo. Nos toca llenar las páginas de ese capítulo con nuestras acciones más que con nuestras palabras. Es momento de unificar, renovar, reclutar y actuar. En la unión esta la fuerza.
