Desde hace unos días, miles de empleados públicos comenzaron a recibir el bono anunciado de una partida de $475 millones aprobados por la Junta de Supervisión Fiscal (JSF). No obstante, hay otros miles de empleados públicos que, hasta el momento de este escrito, no recibirían dicho bono o recibirán cantidades sustancialmente menores.
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Esos que quedaron en desventaja deben “agradecer” a sus líderes sindicales que se negaron a sentarse a negociar con la JSF. “Lucha sí, entrega no” ha sido la trillada consigna que, a mi juicio, hoy solo tiene una función decorativa, poética y nostálgica en el sector sindical, pero con muy pocos resultados. Vivimos en el 2022 pero los lideratos sindicales se han quedado, algunos, en la década del 1970 y 1980.
Todo este proceso ha demostrado que el refrán “más vale maña que fuerza” funciona. Lo entendieron algunos sindicatos, se sentaron a negociar con la JSF y salieron mejor. A esos empleados públicos les hicieron creer que la fuerza es más importante que la maña, que si no le dan lo que quieren al negociar, todo se resuelve con perreta. No siempre funciona así. ¿Recuerdan a algunos taxistas que juraban que con violencia, agrediendo conductores de Uber o vandalizando vehículos lograrían resistir? ¿Donde está Uber hoy? ¿Salieron corriendo?
El año pasado hubo una elección entre maestros para aprobar o rechazar un preacuerdo que la Asociación de Maestros había logrado con la JSF sobre el retiro. La Asociación reconoció que las cosas han cambiado, que hay un panorama muy distinto a lo que había hace años y que había que bregar con la realidad. Organizaciones como EDUCAMOS y la Federación de Maestros convencieron al magisterio de que con el “lucha sí, entrega no” de los años 70 y votando contra el preacuerdo podían lograr la utópica y fantasiosa meta de cero recortes. El 65% de los maestros hicieron sal y agua el preacuerdo votando por el No. Los durmieron con el cuento de que “cero recortes” era alcanzable y que era cuestión de presionar y conmover a la jueza de quiebras Laura Taylor Swain para que los apoyara.
Seis meses más tarde del rechazo al preacuerdo, la jueza Taylor Swain descartó los planteamientos de los maestros que hicieron campaña en contra y ordenó a la JSF que ejecutara el plan de ajuste de la deuda.
Quienes criticaron y acusaron a la Asociación de Maestros de responder “a los buitres” y, sobre todo, quienes apostaron a que ablandarían a la jueza, desaparecieron de la discusión pública. Quedó demostrado que sus teorías eran incorrectas y que la Asociación tenía razón.
Hace unos años, la UTIER llegó hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos convencida de que podrían anular decisiones de la JSF al amparo de que los nombramientos de los miembros de este organismos eran inconstitucionales porque no pasaron un proceso de nombramiento federal. El Supremo le dejó caer el balde de agua fría en la espalda a Ángel Figueroa Jaramillo, líder del organismo, al declarar constitucionales los nombramientos porque sus funciones y poder no son sobre el gobierno federal, más bien son sobre el gobierno local.
Hay sindicatos y hay sindicatos. Unas uniones se dedican a atender asuntos de trabajadores. Otras, en mi opinión, son organismos creados o controlados por entes político-partidistas e ideológicos cuyo “propósito laboral” (nótese las comillas) es el medio, la excusa para existir y controlar una matrícula que responda a sus agendas. No obstante, el fin, la meta, es la cosa partidista e ideológica de izquierda. ¿Ha escuchado la frase “el fin justifica los medios”? Pues eso mismo… La organización sindical es el medio. El propósito político e ideológico es el fin, la meta a alcanzar. Disfrazan una cosa con la otra.
Por eso, quizás, el apoyo del pueblo a las manifestaciones sindicales ha ido menguando a tal punto que para una manifestación contra LUMA de hace unos meses, intérpretes como René Pérez, Kany García, y otras figuras mediáticas convocaron de manera cuidadosa, diciendo que no convocaban, que solo publicaban la convocatoria. Obviamente, saben que no hay mucho apoyo, pero no quieren dejar de hacer el esfuerzo para que asista mucha gente. Ni con esas convocatorias artísticas y de figuras de medios se logró llevar mucha gente. Así ocurrió con la del pasado martes frente a La Fortaleza.
Usualmente convocan y asisten los mismos, con sus pancartas y los mismos mensajes políticos o consignas trilladas.
Finalizando con el tema principal, y como indiqué, si hoy hay empleados en desventaja con el asunto del bono, pues los responsables son los líderes sindicales en los que quizás pesa más la cosa política e ideológica que su representados.