Opinión

Opinión de Jesús Manuel Ortiz: La lección de la jueza Brown Jackson

Lee aquí la columna del representante popular.

Jesús Manuel Ortiz | Columnista

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Hace unos días juramentó a su cargo la jueza Ketanji Brown Jackson como la centésima décimo sexta jueza asociada del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Su llegada al máximo foro jurídico federal, la convierte en la primera mujer afrodescendiente en alcanzar tan importante silla, la sexta jueza mujer y la tercera persona afrodescendiente en sus 233 años de historia. Como si fuera poco, su entrada al alto foro hace que, por primera vez, este cuerpo ya no sea dominado por hombres de raza blanca.

Otro dato importante es su entorno familiar. La jueza Brown Jackson es el producto de servidores públicos, ya que ambos padres fueron maestros de escuelas públicas y su hermano y dos de sus tíos han sido agentes de policía, uno de los cuales llegó a ser jefe de policía de Miami. Su padre, al estos mudarse de Washington a Miami, se hizo abogado.

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Joe Biden, Presidente de Estados Unidos expresó sobre su nominación que “durante demasiado tiempo, nuestro gobierno y nuestros tribunales no se han parecido a lo que es Estados Unidos. Y creo que es hora de que tengamos un Tribunal que refleje todo el talento y la grandeza de nuestra nación con una candidata de extraordinarias calificaciones y que inspiremos a todos los jóvenes a creer que un día pueden servir a su país al más alto nivel”.

Este gran acontecimiento nos da una gran lección y una idea clara de la ruta que debemos seguir en Puerto Rico. Es momento de abrir las puertas a la diversidad de nuestro país e identificar talento dispuesto a trabajar duro por un mejor Puerto Rico. No debemos temer a que aquellos que tomen decisiones trascendentales se parezcan más a lo que somos, a lo que sentimos, a lo que vivimos día a día los puertorriqueños de a pie. Creemos las oportunidades para que nuestra gente, aquellos que no cuentan con grandes recursos y no provienen de círculos de poder, puedan desarrollarse al máximo y servir con orgullo a su país en cualquier disciplina de nuestro quehacer puertorriqueño.

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