Opinión

Opinión de Alejandro Figueroa: Las audiencias del 6 de enero

Lee aquí la opinión del abogado estadista.

Alejandro Figueroa | Columnista

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Cuando los partidarios del presidente Trump irrumpieron en el Congreso mientras certificaban los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, todo el que lo veía en tiempo real en la televisión se preguntaba si ese horrible momento influiría en el público de la misma manera que lo hicieron los ataques a la nación como el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001.

Durante los primeros meses del 2021, el sentimiento de rechazo al ataque al Congreso era escencialmente bipartidista. Las encuestas en ese momento indicaban que la mayoría de los votantes de ambos partidos culpaban al presidente Trump, quien había liderado una campaña llena de falsedades durante semanas en un intent de anular las elecciones, por incitar a la insurrección.

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Ese sentimiento cambió en menos de lo que hubiésemos pensado. Durante los meses siguientes, el horror del día fue desvaneciendo de la memoria nacional. Cada vez más republicanos han abrazado la “Gran Mentira” de Trump. Solo el 43% de los adultos estadounidenses dicen que Trump tiene “mucha” responsabilidad por la destrucción y la violencia de ese día, según el Pew Research Center. Esa cifra difiere marcadamente según las líneas partidarias, con el 70% de los demócratas y solo el 10% de los republicanos culpando a Trump de “gran parte” de la insurrección. Es como si los horrores del 6 de enero estuvieran solo parcialmente almacenados en la memoria colectiva de la nación.

En los últimos días, una Comisión Especial del Congreso celebró dos vistas sobre el ataque. Observé cada minuto de estas vistas las cuales me llevaron a preguntarme si el apasionado testimonio de los propios asesores y familiares de Trump y los videos gráficos nunca antes vistos cambiarán de opinión y llevarían a que Trump finalmente cumpla con las consecuencias de sus acciones.

Los procedimientos gubernamentales no suelen atraer grandes audiencias en la televisión. Pero ese no fue el caso de la primera vista celebrada el jueves por la Comisión especial de la Cámara que investiga los ataques. Cerca de 20 millones de espectadores sintonizaron para escuchar a los miembros de la Comisión y escuchar a los testigos contar los eventos de ese día, según Nielsen.

La audiencia de la Comisión de la Cámara probablemente fue tan grande por dos razones: la vista se llevó a cabo durante el horario “prime time” de máxima audiencia, cuando más personas tenían la libertad de sintonizar, y un segmento de la población sigue profundamente interesado en lo que sucedió el 6 de enero.

La Comisión también organizó cuidadosamente esa primera vista en un esfuerzo por capturar y mantener a los espectadores. Reprodujeron declaraciones grabadas en video, por ejemplo, de los aliados más cercanos del presidente, incluida su hija Ivanka, en las que testificaron que no compraron las afirmaciones de fraude electoral. El Ex Secretario de Justicia William Barr le dijo a la Comisión que las afirmaciones de fraude electoral de Trump eran “falsas” y que el presidente parecía estar “separado de la realidad” y no parecía interesado en los hechos.

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La audiencia del lunes tampoco decepcionó. Un exasistente de Trump testificó que el exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudolph W. Giuliani, abogado de campaña de Trump, definitivamente intoxicado, instó al presidente a promover reclamos de fraude electoral en la noche de las elecciones. También supimos que el equipo de Trump instó a sus partidarios a donar al fondo oficial de defensa electoral para ayudarlo a emprender luchas legales relacionadas con el fraude electoral. Recaudó $250 millones de sus partidarios entre el día de las elecciones y el 6 de enero, pero solo una fracción del dinero se destinó a los abogados de la campaña de Trump.

En cambio, se destinó principalmente a organizaciones vinculadas a Trump y sus aliados. Trump Hotel Collection recibió $204,857. Event Strategies Inc., que organizó el mitin de Trump el 6 de enero, obtuvo $5 millones de dólares. La fundación del Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, la Institución de Asociación Conservadora, recibió $1 millón.

Con toda posibilidad, la mayoría de los televidentes verán estas vistas a través de sus filtros políticos preexistentes. Los partidarios más fervientes del expresidente asumirán que la Comisión quiere hacerlo quedar mal. Es probable que el trabajo de la Comisión consolide las opiniones de quienes ya creían que la insurrección amenazaba la democracia.

El grupo de votantes a observar son los republicanos a quienes les gustan las políticas de Trump pero que se cansaron de sus payasadas. La Comisión en realidad podría llegar a ese grupo porque hasta ahora se ha basado en gran medida en republicanos respetados, como Barr e Ivanka Trump, para demostrar que Trump estaba promoviendo teorías de conspiración sin fundamento que prepararon el escenario para el motín.

Han hecho un trabajo muy convincente al presentar el caso porque han utilizado personas designadas por Trump, asesores del círculo interno de Trump y miembros de la familia Trump para presentar el caso. No es solo un grupo de demócratas que dicen cosas malas sobre Trump.

Tomará tiempo, sin embargo, ver si el trabajo de la Comisión influye en alguno de esos votantes. Las primarias presidenciales están a dos años de distancia. Sin embargo, ya hay una mala señal para aquellos que esperan que la Comisión pueda persuadir a los republicanos para que se deshagan de Trump: Barr, a pesar de sus fuertes críticas al expresidente en su declaración, ha dejado abierta la posibilidad de respaldarlo si gana la nominación republicana en 2024. El tiempo dirá cuál será el saldo de este esfuerzo congresional.

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