Opinión

Opinión de Rosa Seguí: La Borinqueña, la inmortalidad de una superheroína afroboricua

Lee aquí la columna de opinión de la representante en esta sección del Movimiento Victoria Ciudadana.

Rosa Seguí | Columnista

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El status colonial de Puerto Rico, las profundas crisis que atravesamos -política, fiscal, climática, ambiental, social, económica- y la falta de voluntad del gobierno para enfrentar a la Junta de Control Fiscal, han precarizado aun más las condiciones de vida de la ciudadanía. A pesar de las malas administraciones de los dos partidos políticos que se han alternado en el gobierno (PNP y PPD) el pueblo de Puerto Rico no se rinde y ha resistido siglos de colonialismo, racismo dentro y fuera de las islas, machismo institucional, corrupción crónica y políticas de austeridad.

Como parte de esa esperanza que motiva a quienes queremos transformar a Puerto Rico, encontré una exquisita serie de novelas gráficas -La Borinqueña- que expone los asuntos que nos afectan para visibilizarlos y para cambiarlos. Edgardo Miranda-Rodríguez es el autor de esta serie y se identifica como un " diasporrican” motivado a introducir la herencia, cultura y artes boricuas a través de las novelas gráficas. En una era digital, Miranda se siente motivado por la inmortalidad de los libros y por la posibilidad de compartirlos. Criado por mujeres feministas que enriquecieron su formación, Miranda creó una superheroína afroboricua desde esa perspectiva, para resaltar las grandes aportaciones de las mujeres que han sido borradas de la historia y denunciar la explotación del trabajo doméstico no remunerado que recae sobre nosotras. La Borinqueña es una una mujer y es afroboricua porque Miranda entiende que este género literario ha sido dominado por hombres blancos y eso debe cambiar.

La serie La Borinqueña permite a personas de todas las edades no solo conocer y visibilizar sucesos históricos que nos han afectado, tales como los embates de huracanes, terremotos, el carpeteo ideológico, la tortura y la experimentación con fármacos y enfermedades en mujeres puertorriqueñas, la falta de servicios adecuados de electricidad, agua, salud y educación, pero también a conectar con el sentir mayoritario de nuestro pueblo que no quiere continuar siendo una colonia. Miranda nos invita a leer sus novelas gráficas para fomentar el diálogo crítico ante una audiencia más amplia que exhibe apertura y que asume su responsabilidad para transformar nuestra realidad.

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