La semana pasada en la Cámara Representantes federal se hizo un anuncio de un borrador de proyecto de ley para atender la situación política de Puerto Rico. Las alternativas a presentarse en esta consulta serían la Independencia, la Estadidad y la soberanía de Puerto Rico en asociación libre con Estados Unidos.
Para hablar de los detalles específicos tendremos tiempo, así que haré un análisis inicial sobre cómo queda cada sector político en la Isla. Es evidente que este borrador no es otra cosa que un esfuerzo para que los y las congresistas que han radicado alguna medida de status tengan una herramienta para decir que han tenido algún logro en esta materia. Como dicen en mi barrio; pueden “salvar cara”. En cuanto a los jugadores políticos locales, todos reciben de cal y de arena. En el caso de los estadistas, reciben una victoria al excluir al ELA de la papeleta como lo han hecho en los pasados años. Sin embargo, reciben una derrota porque tienen que enterrar su discurso sobre el supuesto éxito de los plebiscitos amañados que han impulsado. Se les acabó ese argumento. Por su parte, los independentistas podrían, porque no han dicho nada, cantar victoria por la exclusión del ELA, pero de inmediato tienen que lidiar con los detalles sobre lo que la independencia significaría para la ciudadanía americana, el seguro social y los fondos federales. Una de cal y otra de arena. En el caso de los favorecedores de la libre asociación, igual celebran la exclusión del ELA. Esa podría ser su victoria. Sin embargo, los detalles que revelan que la garantía de la ciudadanía americana no es permanente, el manejo de los fondos federales y el seguro social y el hecho de que el pacto de asociación quedaría sin efecto en cualquier momento y cuando cualquiera de las partes así lo solicite, es su saldo negativo.
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De este análisis no salimos intactos los autonomistas en el PPD. El lado positivo para este grupo radica en los negativos de los demás sectores, mientras que el lado negativo es la exclusión del proceso y por ende del ELA.
Lo cierto es que este proyecto no tiene ninguna posibilidad. No la tiene porque sacar al centro político del proceso enajena un enorme sector en Puerto Rico y por ende crea una feroz oposición a la medida. De hecho, este ejercicio no se diferencia mucho de la estrategia detrás de los plebiscitos amañados que ha hecho el PNP en 2012, 2017 y 2020. En resumen; sacar al centro político del proceso y de la papeleta les asegura un desenlace idéntico al que han tenido procesos similares en el pasado. Mientras todo esto sucede, mi llamado al PPD es a no desenfocarnos y a afianzar los esfuerzos de fiscalización contra el gobierno de Pedro Pierluisi. No podemos permitir que nos distraigan.