Desde un punto de vista nutritivo, la manzana es una fruta muy completa. A su bajo aporte calórico (una manzana media contiene unas 80 kilocalorías) se une su riqueza en determinados nutrientes, destacando los siguientes:
Agua: el 85% de su composición es agua, por lo que resulta una fruta muy refrescante e hidratante.
Hidratos de carbono: fundamentalmente en forma de fructosa y, en menor proporción, glucosa y sacarosa, que son fácilmente absorbidos por el organismo.
Vitaminas: contiene pequeñas cantidades de vitamina E o tocoferol, y vitamina C, de acción antioxidante. El contenido en vitamina C difiere según la variedad. Por otra parte, también están presentes las vitaminas del grupo B, que favorecen las funciones nerviosas.
Minerales: destaca la presencia de potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular, y que, a la vez, favorece la función renal. También contiene pequeñas cantidades de cinc, manganeso, azufre, flúor, yodo, boro o selenio, que desempeñan importantes funciones en los procesos que tienen lugar en la célula.
Fibra: la manzana es rica en fibra. Se calcula que una manzana aporta unos 3 gramos de fibras, las cuales resultan eficaces para estimular al intestino y para ayudar a combatir una diarrea.
Además, la manzana es rica en flavonoides, como la quercetina, de propiedades antioxidantes, y en taninos, con capacidad astringente y antiinflamatoria, así como en ácidos orgánicos como el ácido málico y el tartárico.
La manzana es una fruta que se puede encontrar durante todo el año en los mercados dadas las numerosas variedades existentes:
A la hora de elegir las manzanas, se deben desechar aquellas que presentan golpes, zonas blandas, manchas o mal aspecto en general. Es mejor elegir los ejemplares duros, de piel intacta, libres de golpes y que resulten más fragantes.
Se aconseja almacenarlas a temperatura ambiente en un lugar fresco y al abrigo de la luz, aunque se pueden guardar también en la nevera, en el compartimento destinado a frutas y verduras.
Se recomienda, no obstante, sacarlas varios minutos antes de comerlas y mantenerlas a temperatura ambiente, para así apreciar mejor todo su aroma.
¿Cómo nos ayudan las manzanas?
- En la lucha contra el colesterol:
La manzana contiene una fibra, la pectina, que es ideal para reducir el colesterol que se ingiere con la dieta. Lo arrastra antes de que sea absorbido por el organismo.
- Para mejorar la memoria:
La manzana nos aporta vitaminas B1 y B6, que evitan el agotamiento mental y refuerzan la memoria.
- Para fortalecer pelo y uñas:
La manzana aporta hierro, imprescindible para un pelo y uñas fuertes. Además, contiene ácido pantoténico o vitamina B5, que favorece la regeneración del cabello.
- Como refuerzo para las defensas:
La vitamina C contenida en la manzana estimula las células inmunes, reforzando las defensas y previniendo catarros y gripes.
- Como aliada frente a las hemorragias:
Su vitamina C refuerza las paredes de los vasos sanguíneos y ayuda en la cicatrización de las heridas, por estimulación en la formación del colágeno. También evita el sangrado espontáneo de nariz y encías.
- Contra el decaimiento:
La manzana es la fruta con mayor contenido en fructosa que existe. Este azúcar nos saca de una bajada de glucosa en la sangre, evitando los típicos cansancios y mareos que pueden aparecer entre comidas.
- Para aumentar la capacidad muscular:
La vitamina B1 o tiamina previene el cansancio muscular, mientras la vitamina B2 ayuda en la obtención de energía y la vitamina B6 interviene en las proteínas que forman la masa muscular.
- Como regulador intestinal:
La manzana contiene, en su pulpa, unas sustancias llamadas pectinas que regulan eficazmente el tránsito intestinal. Cuando se quiere usar para evitar el estreñimiento, se debe comer la manzana con la cáscara. En cambio, para evitar las diarreas, se debe consumir sin la cáscara, y es más aconsejable tomarla rallada.