Hace un año, días antes de cumplir 38 años y con un hijo recién nacido, a Elsa Victoria Lavergne Beauchamp le diagnosticaron cáncer de mama.
Uno de sus grandes deseos era crear una conexión con su hijo a través de la lactancia, pero al darse cuenta de que no estaba produciendo leche se tocó y sintió una masa en el seno izquierdo. Después de varios exámenes, le diagnosticaron cáncer de mama triple negativo, considerado agresivo y de rápido crecimiento.
PUBLICIDAD
“Físicamente, me veía espectacular, me sentía espectacular. Yo no sentía absolutamente nada. Era cuando mejor me había sentido en mi vida. De momento, cuando me estaban haciendo la biopsia, empecé llora que llora”, aseguró Elsa, quien también es rostro de una campaña de Susan G. Komen.
Aunque fue duro dejar de lactar a su hijo, pudo darle leche materna hasta su primer año gracias a madres lactantes que le hicieron donaciones y a que había hecho un banco de leche.
En enero de 2022, luego de Navidad y de hacer una resaca en su casa de cosas que le traían tristeza, comenzó la quimioterapia. Para la primera sesión usó una camisa que leía victory is a girl.
“Cuando me miré al espejo y vi la camisa dije ‘yo soy la que voy a salir victoriosa de esto’. Y en ese momento decidí que, para todas las quimioterapias, me iba a poner una camisa con un mensaje positivo para darme alegría, entusiasmo y para yo darle positivismo también a todas esas personas que cogieron quimioterapia conmigo”, indicó la CPA y bailarina profesional.
Entre los tratamientos de quimioterapia y radiación, le encontraron un nódulo y le tocó revivir los miedos que enfrentó en su primer diagnóstico. Sin embargo, resultó ser benigno y ahora mismo está libre de cáncer.
PUBLICIDAD
Afirmó que durante el proceso recibió señales de Dios. Elsa y su esposo querían tener una hija y llamarla Victoria, que es su segundo nombre. Al saber que había una posibilidad de no poder tener hijos eventualmente, congeló sus óvulos.
Elsa recordó las palabras de su prima: “tú vas a florecer como las flores se marchitan y vuelven a florecer más bellas”. “Y así me siento yo, más bella, pero no físicamente. Es porque he aprendido de la vida, a vivir, a levantarme todos los días y ser agradecida, a darle gracias a Dios por permitirme abrir los ojos porque uno da por hecho que se va a levantar, pero no”, reflexionó.
Más historias como esta:
El cáncer de seno suele estar plagado de narrativas de dolor y tragedia, y, sin duda, es un proceso de muchísimos desafíos personales y familiares. Pero también hay historias de esperanza, de amor, de liberación y de vida que bien balancean esas imágenes tradicionales.
Las historias de Saribel Matienzo, Elsa Victoria Lavergne Beauchamp y Melissa Vega son ejemplo de otras caras del cáncer. En sus respectivos procesos, estas mujeres narran cómo tomaron control sobre sus vidas, cómo triunfaron aún en tiempos grises, y cómo confiar en la voz del cuerpo y en la capacidad individual les ayudó a salvar sus vidas.