Las autoridades colombianas incautaron el viernes 3.493 aletas de tiburón y 117 kilos de vejigas natatorias de pez cuando se encontraban en el aeropuerto de Bogotá a punto de ser enviadas a Hong Kong, China.
Para obtener tal cantidad de aletas que iban a ser exportadas ilegalmente las autoridades estiman que fueron sacrificados entre 900 y 1.000 tiburones.
“Muy probablemente provenían de procesos de pesca ilegal y este altísimo volumen de aletas de tiburón nos generan mucha preocupación”, dijo la secretaria de Ambiente de Bogotá, Carolina Urrutia, a través de un comunicado.
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Durante el operativo no se dieron capturas, solo fueron encontradas las cajas que contenían las partes de los animales sacrificados, las cuales habrían sido enviadas por vía terrestre desde Roldanillo, un municipio Valle del Cauca al suroeste del país, según detalló la Secretaría de Ambiente.
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En Colombia el tráfico de fauna puede dar entre cinco y once años de prisión, de acuerdo a una ley que fue aprobada este año.
“La exportación o comercialización de aletas de tiburones es un agravante que incrementa la pena de una tercera parte a la mitad”, advirtió el ministro de Ambiente, Carlos Correa, el viernes en un comunicado.
Funcionarios de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía colombiana analizarán muestras de las aletas y las vejigas incautadas buscando determinar de dónde provenían. El propietario de la encomienda, cuyo nombre no fue revelado por las autoridades, tenía un permiso de aprovechamiento nacional de recurso pesquero que estaba vencido.
“Dicha autorización era solo para comercializar y movilizar en el interior del territorio y no para aprovechar recursos hidrobiológicos (tiburón), ni mucho menos para exportar”, aseguró la Secretaría.