Socorristas reanudan la peligrosa búsqueda de víctimas tras el desprendimiento de rocas gigantescas que cayeron sobre una zona habitacional en la ladera de un cerro en las afueras de la Ciudad de México. Hay al menos una persona muerta y 10 desaparecidas
Equipos de rescate reanudaron el sábado la búsqueda de víctimas en un cerro de las afueras de Ciudad de México tras el desprendimiento de rocas gigantescas que cayeron sobre una zona habitacional construida en la ladera. Al menos una persona murió y hay 10 desaparecidos, entre ellos cuatro menores de edad, informó el gobierno local.
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Las labores de búsqueda se complicaban debido al enorme tamaño de las piedras que se vinieron abajo el viernes por la tarde desde el cerro del Chiquihuite, lo estrecho de las calles —que complican el paso de maquinaria pesada— y el peligro de que haya nuevos desprendimiento por la inestabilidad del terreno y las lluvias y un sismo recientes.
El ayuntamiento de Tlalnepantla, Estado de México, insistió el sábado a través de sus redes sociales que toda la ciudadanía se debía mantener alejada de la zona ante el riesgo de nuevos desgajamientos del cerro mientras un centenar de elementos de las fuerzas armadas, el gobierno estatal y el local, incluidos binomios caninos, seguía buscando víctimas bajo los escombros.
El deslave de Tlalnepantla tuvo lugar días después de las intensas lluvias que azotaron el centro de México —en una localidad un poco más al norte, Tula, fallecieron 14 personas al inundarse un hospital—, y de un sismo de magnitud 7 con epicentro en Acapulco que se dejó sentir con fuerza a más de 300 kilómetros de distancia, incluida la capital del país.
El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, dijo el viernes que las lluvias y el temblor posiblemente contribuyeron al desprendimiento de las rocas.
Durante la noche se detuvieron las labores de búsqueda, aunque algunos vecinos dieron la voz de alarma cuando creyeron escuchar señales de vida e intentaron ingresar al lugar, dijo Alán Hernandez, miembro del grupo de rescate Topos México K-9. Fueron retirados por las autoridades poco después.
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Las probabilidades de encontrar sobrevivientes se reducían con el paso del tiempo. Según explicó a la AP Ricardo de la Cruz, subsecretario general de Gobierno del Estado de México, el viernes ni los perros ni los equipos especiales de detección de vida había dado alguna señal positiva.
Poco después de ocurrir el derrumbe, los vecinos corrieron a la zona y comenzaron a buscar supervivientes por su cuenta, quitando rocas y escombros con sus manos y formando cadenas humanas para sacarlas del lugar hasta que fuerzas militares y locales tomaron control del operativo.
“No queremos que nadie corra riesgo adicional”, explicó De la Cruz. “Los geólogos nos han dicho que el desprendimiento está complicado, hemos hecho vuelos con drones y no queremos poner a nadie en riesgo”.
La prioridad el sábado era estabilizar la zona y asegurarse que todos los habitantes de las casas en peligro, al menos 80, salieran de sus viviendas.
El desplome ocurrió el viernes por la tarde, causando un estruendo inmenso que sorprendió a este barrio popular de casas levantadas sobre una empinada ladera llena de callejuelas y escaleras, que con los años le han comido terreno al cerro.
“Se escuchó como cuando un camión descarga piedras pero mucho, mucho tiempo”, explicó Francisca Trejo, de 57 años, una de las decenas de vecinos que corrió a ayudar.
Varios funcionarios recorrían el barrio el sábado para hacer un censo de las viviendas afectadas y anunció la apertura de un nuevo albergue, pero muchas personas se mudaron con familiares, como Marcelo Israel Sánchez, de 39 años, su esposa y sus tres hijos, quienes fueron de los últimos en desalojar por miedo a que les robaran sus pertenencias.
“La imagen era aterradora”, dijo el rescatista Alan Hernández, que el viernes había entrado a la zona con una de las perritas adiestradas de su equipo, Oreo, una experta en rescate con vida que participó en la búsqueda de sobrevivientes en el edificio que se derrumbó en Miami.
El viernes en la tarde, periodistas de The Associated Press vieron cuando socorristas trasladaban un cadáver cubierto con una sábana sobre una camilla.
Al menos una persona fue rescatada, confirmó un portavoz del Estado de México.
Según Isaac Carmona, de 18 años, que vive a apenas unas cuantas casas de donde cayeron las rocas enormes, esa persona era mujer. El adolescente estaba ayudando a desescombrar cuando la sacaron en una camilla con la cara ensangrentada. “Se quejaba de sus piernas”, dijo.