El acto final de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos postergados de Tokio llegó el domingo, casi ocho años después del día en que la capital japonesa fue nombrada la sede.
Los Juegos Paralímpicos terminaron un periodo de competencias de 13 días con una ceremonia colorida y circense en el Estadio Nacional a la que acudió el príncipe heredero Akishino, hermano del emperador Naruhito. Los Juegos Olímpicos culminaron hace casi un mes.
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Estos fueron unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos sin precedentes, pospuestos un año y marcados por varios incidentes y hechos. Las tribunas no recibieron aficionados en los Juegos Olímpicos a causa de la pandemia del coronavirus, a excepción por unos miles en algunos de los recintos fuera de Tokio. Unos miles de niños de edad escolar pudieron acudir a algunas competencias de los Juegos Paralímpicos.
“Hubo muchas veces en que pensamos que estos Juegos no se llevarían a cabo”, afirmó Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional, el domingo. “Hubo muchas noches de insomnio”.
La ceremonia de clausura tuvo como título “Cacofonía Armoniosa” y contó con la participación de actores tanto sin discapacidades como discapacitados. Los organizadores describieron el tema como un “mundo inspirado por los Paralímpicos: uno donde las diferencias brillan”.
Al igual que los Juegos Olímpicos, los Paralímpicos se realizaron al tiempo que Tokio se encontraba en estado de emergencia debido a la pandemia. Tal como se hizo en los Juegos Olímpicos, los deportistas fueron sometidos a pruebas de COVID-19 con frecuencia y aislados en una burbuja a fin de evitar los contagios, si bien los casos cases aumentaron entre la población japonesa que ahora se encuentra vacunada en un 50%.