Una profundamente dividida Cámara de Representantes expulsó el jueves a la legisladora republicana Marjorie Taylor Greene de las dos comisiones a las que pertenecía, una sanción sin precedentes que los demócratas aseguraron que se ganó al esparcir teorías de conspiración violentas y cargadas de odio.
Subrayando el embrollo político en el que sus comentarios incendiarios metieron a su partido, casi todos los republicanos votaron en contra de la medida demócrata, pero ninguno de ellos defendió su largo historial de publicaciones indignantes en redes sociales.
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Sin embargo, en un momento fascinante, la republicana novata que representa a una región sumamente conservadora de Georgia tomó el pleno de la cámara para defenderse a sí misma. Con el rostro cubierto con una mascarilla con las palabras “Libre expresión”, ofreció una mezcla de retractaciones y señalamientos.
La votación, casi en proporción partidista de 230-199, se convirtió en otra instancia en la que las teorías de conspiración se vuelven campos de batalla políticos, lo que sucedió con frecuencia durante la presidencia de Donald Trump. El exmandatario enfrenta un juicio en el Senado la próxima semana por incitar a una insurrección después de que una turba, avivada por sus falsas acusaciones de fraude electoral, atacó el Capitolio.
La disputa del jueves también resaltó el revuelo y las complejidades políticas que Greene —una experta en provocar a los demócratas, la autopromoción y la recaudación de fondos de campaña— ha desatado desde que se convirtió en candidata a representante el año pasado.
Once republicanos se unieron a los 219 demócratas para aprobar la expulsión de Greene de las comisiones, mientras que 199 legisladores republicanos votaron en contra.
Dirigiéndose a sus colegas, Greene intentó distanciarse de sus “palabras del pasado”. Contradiciendo sus propias publicaciones en redes sociales, dijo que cree que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y las masacres en escuelas fueron reales, y que ya no cree en las teorías de conspiración de QAnon, entre las que se incluyen falsedades acerca de supuestas redes de pedofilia dirigidas por demócratas.
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Sin embargo no se disculpó explícitamente por las declaraciones que ha publicado en internet en las que respalda otros temas, como la ocasión que debatió sobre que la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi fuera asesinada, o la posibilidad de que rayos espaciales controlados por los judíos hubieran causado incendios forestales. También se proyectó como una víctima de “las grandes compañías de medios de comunicación”.
Los medios de comunicación “pueden tomar la más mínima palabra que haya dicho, que ustedes hayan dicho, cualquiera de nosotros, y proyectarnos como algo que no somos”, declaró. “Estamos en un verdadero y enorme problema” si la Cámara de Representantes la castigaba a ella pero toleraba a “miembros que condonaron los disturbios que dañaron al pueblo estadounidense”, una clara referencia a las protestas contra la injusticia social del verano pasado, que en algunos casos se tornaron violentas.
Greene era parte de las comisiones de Educación y de Trabajo y Presupuesto. Los demócratas se mostraron especialmente horrorizados por su asignación al panel de educación, considerando las dudas que había expresado en el pasado sobre las masacres ocurridas en escuelas de Florida y Connecticut.
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