Personal militar y del Servicio de Parques Nacionales se reunió el lunes en Pearl Harbor para rendir homenaje a quienes murieron en el ataque japonés de 1941, pero los sobrevivientes de edad avanzada presentaron sus respetos desde casa a fin de evitar los riesgos por la pandemia de coronavirus.
El acorazado USS Arizona sonó su campana a las 7:55 de la mañana, misma hora en que comenzó el ataque hace 79 años, para dar inicio a un minuto de silencio. Luego aviones de combate F-22 sobrevolaron en formación del hombre desaparecido.
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El Arizona permanece hoy en día en el fondo del puerto, en el mismo lugar donde se hundió en 1941 poco después de ser impactado por dos bombas. El buque perdió 1.177 marineros e infantes de Marina, incluyendo más de 900 que permanecen en su interior.
Las fuerzas militares transmitieron la ceremonia en vivo a través de internet para que sobrevivientes y la población interesada pudieran verla a distancia.
“Pienso que lo que presenciamos hoy es nuestra determinación, pese a una pandemia, de presentar respetos, agradecer a la máxima generación”, dijo el almirante John Aquilino, comandante de la Flota del Pacífico de Estados Unidos, en el discurso principal. “También es un recordatorio a todos de que nada nos va a detener”.
Infantes de Marina con mascarillas negras realizaron un saludo con fusiles durante la ceremonia, a la que acudió un número menor de personas en comparación con otros años.
Aquilino destacó la historia de Doris Miller, que laboraba en la cocina del USS West Virginia, el cual cargó a compañeros heridos a un lugar seguro y operó un arma calibre 50 para responder al fuego hasta que se quedó sin municiones.
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Siguió poniendo a salvo a marineros heridos incluso después de recibir la orden de abandonar la embarcación. La Armada le otorgó a Miller la Cruz Naval por su heroísmo en 1942. Este año nombró su más reciente portaaviones en su honor.
En total, más de 2.300 efectivos de Estados Unidos murieron en el ataque.
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Warren Upton, un hombre de 101 años que prestó servicio en el buque USS Utah, comprende por qué no pudo acudir en persona este año.
“Pienso que es una pena, pero es por razones de seguridad”, declaró Upton desde su hogar en San José, California, antes de la ceremonia del lunes.
Upton se preparaba para afeitarse cuando sintió el primer impacto de torpedo en el USS Utah. Nadie a bordo sabía qué había causado la sacudida. Luego fueron alcanzados por un segundo torpedo y el navío comenzó a ladearse. Él nadó a tierra y se puso a salvo en una trinchera.
Upton dijo que no le molesta hablar sobre ese día. Lo que más le duele es haber perdido a compañeros con el paso de los años. Detalló que sólo tres miembros de la tripulación del Utah continúan con vida, incluyéndolo a él.