La última vez que Joe Biden estuvo en Iowa, su campaña presidencial estaba al borde del derrumbe y sufrió una derrota contundente en las primarias a manos de un exalcalde 40 años menor que él. Regresa el viernes como candidato demócrata con la convicción de que en pocos días será el presidente electo.
El viaje refleja el arco notable de la tercera campaña presidencial de Biden. Inició la contienda como el candidato de mayor experiencia en unas primarias disputadas por muchas caras nuevas que deslumbraban a los votantes demócratas, y se quedó casi sin fondos.
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Pero los demócratas se han unido detrás de Biden, al que consideran el más apto para derrotar al presidente Donald Trump y unir al país en medio de una triple crisis, de salud, económica y social. La falta de fondos es cosa del pasado, sus arcas superan las de Trump por dos a uno, lo que le ha permitido inundar las ondas y aspirar a ganar un estado como Iowa, que se inclinó por los republicanos en 2016.
El ascenso dramático de Biden solo se ve eclipsado por los retos que enfrenta Trump: confiado en su reelección, sufrió el golpe devastador de la pandemia, y las crisis de salud y económica se agravan en el tramo final de la campaña.
Faltando cuatro días para la jornada electoral y con más de 80 millones de votos ya emitidos, se acaba el tiempo para torcer el rumbo de la contienda. Biden encabeza la mayoría de las encuestas nacionales y tiene una ventaja estrecha en varios de los estados cruciales que podrían definir la elección.
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El viernes comienza el crucial tramo final. La arremetida de Trump incluye tres actos en Pennsylvania el sábado y una decena de eventos en las últimas 48 horas en estados que ganó en 2016.
Biden prevé ir a Iowa, Wisconsin y Minnesota el viernes y a Michigan el sábado, donde presidirá un acto acompañado por el expresidente Barack Obama.