Washington — Los republicanos en el Senado cuentan con los votos necesarios para imponer esta tarde a una jueza conservadora en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, pese a denuncias de que una decisión tan importante debería dejarse en manos del ganador de las elecciones.
La jueza Amy Coney Barrett, nominada por el presidente Donald Trump, tiene el camino allanado para asumir su banca en el máximo tribunal ya que los republicanos tienen mayoría en la cámara alta.
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Los demócratas en el Senado le han pedido al vicepresidente Mike Pence abstenerse de presidir la sesión ya que varios de sus allegados han dado positivo al coronavirus. Si bien el voto de Pence no es necesario para resolver un desempate, es un momento dramático en que él podrá presidir la conformación de un tercer juez al máximo tribunal bajo la presidencia de Trump.
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El líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, denunció que la presencia de Pence no sólo violaría las medidas sanitarias, sino que “sería una violación de la decencia y la cortesía común”.
Pero los republicanos controlan esa instancia y no hay duda de que Barrett será confirmada.
La confirmación de la jueza, de 48 años, impondría una mayoría conservadora en el tribunal por el futuro previsible, y podría afectar temas sensibles como el derecho al aborto, el derecho de los homosexuales a casarse y la legalidad de la reforma del sistema de salud propuesta bajo la presidencia de Barack Obama. De hecho, el caso de la reforma de salud está programado para el 10 de noviembre.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, se mofó de la actitud “apocalíptica” de quienes opinan que el máximo tribunal se ha politizado, y defendió su conducta hacia la composición de la Corte Suprema.
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“Esto es algo de lo que debemos estar orgullosos y debemos sentirnos magníficos”, aseveró McConnell.
Añadió que a diferencia de acciones legislativas que pueden ser revocadas por un nuevo presidente o una nueva mayoría en el Congreso “sobre esto no podrán hacer nada por mucho tiempo”.
Schumer denunció que el hecho de que el gobierno estaba dispuesto a avanzar con la votación a pesar de la crisis del coronavirus “demuestra que el Partido Republicano está dispuesto a ignorar la pandemia con tal de imponer a prisa a esta nominada”.