El aumento de infecciones de coronavirus en decenas de estados pone en riesgo la recuperación de la economía de Estados Unidos, al obligar a los comercios y consumidores a congelar sus gastos y manteniendo una elevada tasa de desempleo.
El gobierno reportó el jueves que las ventas minoristas crecieron 7,5% durante junio, pero la tendencia positiva fue socavada por los datos recientes que muestran que el gasto con tarjetas de crédito ha quedado estancado. Un reporte por separado reveló que más de un millón de estadounidenses solicitaron subsidio por desempleo la semana pasada, una muestra de que las compañías siguen reduciendo sus nóminas a medida que el virus se afianza en la región llamada “Cinturón del Sol”, que tiene una alta población.
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Los economistas temen que cualquier impulso positivo podría llegar a su final en los próximos meses en caso de que aumente la cifra de casos y decesos por COVID-19, obligando al cierre de más comercios.
“Las condiciones en el mercado laboral siguen siendo débiles, y el riesgo de que se acumulen las pérdidas permanentes de empleo sigue siendo alto, en especial si la actividad continúa interrumpiéndose por cierres reiterados relacionados con el coronavirus”, dijo Rubeela Farooqi, economista en jefe de High Frequency Economics.
“Las condiciones en el mercado laboral siguen siendo débiles, y el riesgo de que se acumulen las pérdidas permanentes de empleo sigue siendo alto, en especial si la actividad continúa interrumpiéndose por cierres reiterados relacionados con el coronavirus”.
Fue la 17ma semana consecutiva en que se rebasa el millón de solicitudes de subsidio por desempleo. Antes de la pandemia, en una semana promedio alrededor de 200.000 personas se inscribían para recibir las prestaciones.
Los datos del Departamento del Trabajo se dieron a conocer en momentos en que el país registra una perturbadora cantidad de infecciones. Florida reportó un récord de 156 muertes en un solo día, y casi 14.000 nuevos casos, emulando la tendencia nacional en fallecimientos de esta semana. El promedio semanal de nuevos decesos aumentó a 730, un incremento de más del 21% respecto a la semana pasada.
Las infecciones van en aumento en 40 estados, y 22 de ellos han suspendido o revertido la reapertura de sus economías, según Bank of America.
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Tanto comercios como consumidores se ajustan al riesgo perpetuo de brotes.
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Restaurantes y tiendas se han visto obligados a dar saltos darwinianos para sobrevivir. Los pagos en efectivo son cosas del pasado. Lo de hoy son las entregas a domicilio. El personal mínimo mantiene a los comercios minoristas a flote. Se vive un momento de cautela e innovación que posiblemente genere cambios permanentes en la manera en que los estadounidenses gastan su dinero. Tal vez la normalidad que conocíamos no regrese.
En el conjunto de comedores R. House de Baltimore, todas las órdenes y pagos ahora se realizan a través de una app, Toast TakeOut. Los consumidores se reúnen en un patio al aire libre en lugar de al interior de lo que solía ser una agencia automotriz. Eso reduce la capacidad del comedor a 100 comensales respecto a los 350 que albergaba antes de la pandemia, y obliga a las empresas a ser más dependientes del servicio para llevar.
Pero la app de pagos ha resultado muy conveniente para los clientes, que ya no deben esperar en fila frente a las cajas y pueden acomodarse en sus lugares mientras ordenan de los restaurantes locales, que van desde los tacos y la parrilla coreana hasta platillos hawaianos y los sándwiches de pollo frito.
“Sin duda vamos a seguir utilizando esta tecnología”, dijo Peter DiPrinzio, director de alimentos y bebidas de la sala comunitaria de restaurantes.
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