MOSCÚ – Dos mujeres que estaban en cuarentena en Rusia por sospecha de coronavirus huyeron del hospital donde estaban confinadas y denunciaron mala atención médica, doctores hostiles y condiciones insalubres.
Las autoridades rusas hasta ahora no han formulado comentarios al respecto.
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Las fugas ocurren en medio de un brote del virus originado en China y que ha enfermado a más de 40.000 personas en todo el mundo. En Rusia se han reportado sólo dos casos del patógeno denominado COVID-19. Aun así, las autoridades han tomado estrictas medidas para evitar el contagio y como precaución, han hospitalizado a cientos de personas que regresaban de China.
Muchas de esas personas han denunciado las malas condiciones de los hospitales rusos, como tener que vivir en habitaciones de aislamiento cerradas con llave y lidiar con médicos confundidos sobre cómo proceder en casos de cuarentena.
Las dos mujeres que huyeron dijeron que sus desventuras comenzaron cuando regresaron de Hainan, una región tropical de China popular entre los turistas rusos.
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En un extenso mensaje publicado el viernes por Instagram, una mujer con el alias GuzelNeder relató que su hijo comenzó a toser con fiebre de 37,3 grados centígrados (99,2 Fahrenheit) cuatro días después de la que familia regresó a su casa en la ciudad de Samara. La mujer llamó a los servicios de emergencia, que diagnosticaron al pequeño con una infección respiratoria y les pidieron ir al hospital para ser sometidos a prueba del coronavirus.
El hospital les prometió tener los resultados en tres días. Después avisó que serían cinco, relató la mujer. Entretanto el niño mejoraba con un inhalador y otras medicinas, escribió. Cuando intentó exigir resultados de las pruebas, el personal médico se negó, comentó.
Entretanto, dijo, crecía su ansiedad por la falta de medidas de precaución en el hospital. Afirmó que algunos médicos rondaban por el área de aislamiento sin máscara o se quitaban el traje protector tirándolo al piso.
La desesperación se agravó el quinto día, cuando empezó a sentirse mal. Le pidió al esposo traerle una prueba de embarazo. Cuando se enteró que estaba embarazada, el esposo suplicó a los médicos dejar que la mujer y el niño se vayan a casa. El doctor respondió que tenían que seguir aislados aun si la prueba del virus resultaba negativa.
“Mi hijo se volvió histórico”, narró la mujer. “No había otra alternativa que salir del hospital sin autorización, por la ventana”.
La policía fue luego a su casa y la interrogó, pero no hubo cargos. “Todos en mi familia estamos bien y saludables gracias a Dios”, escribió.
La otra mujer, Alla Ilyina, escribió en Instagram que empezó a sentirse mal de la garganta varios días después de regresar de Hainan a San Petersburgo. Llamó a los servicios de emergencia y fue llevada al hospital para pruebas del coronavirus. Se le dijo que tenía que quedarse allí por 24 horas. Al día siguiente le dijeron que no tenía el virus pero que igual tenía que estar allí dos semanas en cuarentena.
“Insólito”, escribió la mujer. “Las tres pruebas mostraron que yo estaba en perfecta salud así que ¿para qué demonios me ponen en cuarentena?”
En declaraciones al diario Fontanka, contó que su cuarto de aislamiento era sombrío: nada de libros, no había champú, no había Wi-Fi y la cesta se basura se llenaba sin que nadie la viniera a vaciar. La puerta estaba trancada con un candado electrónico.
Ante la frustración, aprendió a provocar un cortocircuito en el candado para abrirlo, y se escapó el viernes.
Ni el hospital ni la policía han intentado contactarla, por lo que ella sospecha que ellos saben que ella está perfectamente bien.