Chile cumple el martes 26 jornadas de movilizaciones con una gran manifestación en Santiago y una huelga general que congeló la actividad en la ciudad costera de Valparaíso y otras partes del país en reclamo de mejoras sociales y en medio del debate sobre una reforma a la constitución.
Miles de personas se manifestaban de forma ruidosa en el centro neurálgico de la capital, la Plaza Italia, bautizada popularmente como “Plaza de la Dignidad” en referencia a una de las consignas de las manifestaciones: “Hasta que la dignidad sea costumbre”. Ataviados con banderas chilenas y mapuches, los asistentes se manifestaban de manera pacífica en medio de silbatos y música.
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En Santiago, el registro civil adhirió al paro convocado por la Asociación Nacional de Empleados Fiscales y prestaba servicios mínimos para aquellos que se fueran a casar y tuvieran cita previa. Por su parte, los trabajadores de la salud pública interrumpían el tránsito afuera del Ministerio de Salud, situado en el centro de la ciudad.
Las clases estaban suspendidas porque muchos profesores y alumnos no podían acudir a cumplir sus tareas rutinarias.
En Valparaíso el Congreso suspendió las actividades tanto de la Cámara de Diputados como del Senado, a lo que se sumó la suspensión del Merval, el metro que une Viña del Mar con Valparaíso y que comunica la región, así como el transporte público. Algunas personas ofrecían voluntariamente transportar a otras en sus automóviles para ayudarlas a movilizarse.
A comienzos de la mañana algunos locales fueron apedreados, lo que inhibió la apertura de muchos comercios y pequeñas y medianas empresas ante el temor de ser saqueados o que sus instalaciones sean atacadas.
La municipalidad de Valparaíso confirmó el paro de los funcionarios públicos.
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En la ruta que une Viña del Mar y Valparaíso con Santiago había dificultades para el tránsito por la presencia de barricadas.
En Concepción, al sur del país, las manifestaciones eran multitudinarias. En tanto, grupos menos numerosos se congregaban en Temuco, también en el sur. En Antofagasta, al norte, se registraban barricadas que obligaron a suspender el transporte público.
Los 26 días de movilizaciones han tenido un alto costo económico. La Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo estimó que se podrían perder hasta 100.000 empleos y muchas economías familiares y pequeños y medianos empresarios se han visto fuertemente afectados. El martes el dólar superaba el récord histórico de 800 pesos por unidad tras estar en torno de los 700 a 720 pesos antes de las manifestaciones.
Chile vive una revuelta social sin precedentes desde el 18 de octubre cuando un alza en la tarifa del metro detonó incendios y ataques en la mayoría de sus estaciones y centenares de saqueos a supermercados seguidos por multitudinarias protestas por un amplio abanico de demandas, que van desde mejoras en la educación, la salud y las pensiones hasta una nueva constitución.
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Al comienzo de la crisis el presidente Sebastián Piñera anunció un paquete de leves mejoras sociales a las pensiones básicas, cuyo monto es de 146 dólares mensuales, y propuso rebajar los millonarios sueldos de los congresistas y aumentar los impuestos a quienes ganan más de 11.000 dólares al mes. Pero no logró atenuar las protestas.
En los últimos días su propuesta de abrirse a modificar la constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) ha sido cuestionada: mientras el gobierno propone una modificación desde el Congreso y la clase política, la ciudadanía demanda su participación a través de una Asamblea Constituyente.