CHICAGO — Dos mujeres compiten en las elecciones del martes para ser alcaldesa de Chicago: una exfiscal federal que nunca ha sido elegida a un cargo público y una poderosa figura política con una carrera de décadas.
Lori Lightfoot, de 56 años, fue fiscal federal antes de trabajar como abogada para una firma privada. Sorprendió al liderar la primera vuelta electoral de febrero en que participaron 14 candidatos.
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La otra candidata es Toni Preckwinkle, antes maestra de escuela que fue miembro del concejo municipal de Chicago por 19 años antes de ser presidenta de la junta del condado Cook en el 2011.
Chicago se convertirá en la mayor ciudad estadounidense que tendrá una mujer alcalde. Hay otras siete ciudades grandes en Estados Unidos que tienen alcaldesas, entre ellas Atlanta y Nueva Orleáns.
Lightfoot, quien es abiertamente lesbiana, lanzó su campaña prometiendo reformas policiales, enfatizando el descontento general por la muerte del joven negro Laquan McDonald a manos de un policía. Ello fue incluso antes de que el alcalde actual Rahm Emanuel anunció que no se postularía a un tercer período, tras ser criticado por resistir inicialmente los pedidos de publicar las imágenes de ese incidente policial.
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“No soy alguien que ascendió los escalafones de un partido político corrupto”, declaró Lightfoot en un debate el mes pasado. “Nunca tuve título de jefa del comité ni de titular del comité central ni presidenta del partido”.
Fue una crítica solapada a Preckwinkle, quien es presidenta del capítulo local del Partido Demócrata, y quien contestó denunciando que su rival no tiene la experiencia necesaria para el cargo.
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“Este es un cargo para principiantes”, dijo Preckwinkle varias veces durante la campaña. “Es fácil hablar de cambios, pero es difícil lograrlos de verdad. Y esa ha sido mi experiencia: ser un agente de cambio, un agente transformador, tener la capacidad de transformar instituciones y comunidades”.
La campaña empezó en tono áspero. Los anuncios de Preckwinkle acusaban a Lightfoot de ser “una acaudalada abogada corporativa” debido a que trabajó para Mayer Brown, una de las firmas legales más grandes del país.
Preckwinkle además trató de pintar a Lightfoot como un producto de la maquinaría política tradicional ya que ejerció cargos bajo los alcaldes Emanuel y Richard M. Daley.
Lightfoot respondió señalando que su contrincante estaba recurriendo a la publicidad negativa, y al mismo tiempo denunciando los vínculos de Preckwinkle con poderosos políticos demócratas incluso uno que está siendo enjuiciado.